El asesino y la víctima estaban en tratamiento psiquiátrico en Villa María.
Hugo Barrera caminó ensangrentado algunas cuadras por el centro de Villa María. Como si nada hubiera pasado, desde la casa donde vivía, en Chile 467, hasta la comisaría. Eran las 19.15 de anteayer cuando entró, saludó y dijo: "Vengo a contar que maté a la yegua ésa". Así se refirió a su pareja, Carina Simonetta, a la que acababa de descuartizar luego de discutir por el perro que tenían, al que también el hombre cortó en pedazos.
Vivían juntos -con intermitencias- desde hacía poco más de un año. Se habían conocido y hecho pareja en la Colonia Vidal Abal, un hospital psiquiátrico de la ciudad de Oliva. El hombre, de 39 años, y ella, de 43, estuvieron internados con diagnóstico de psicosis, un cuadro agravado por el consumo de drogas.
Además de la conmoción social que causó el hecho, también generó la inquietud de las autoridades de Salud provinciales, ya que el asesino había salido con un permiso temporal del psiquiátrico.
Después de una discusión que se habría desencadenado por el perro que tenían en la casa, Barrera mató a la mujer. La decapitó, la descuartizó y repartió los restos por distintos lugares de la vivienda, incluyendo el horno. Hizo lo mismo con el animal, al que dejó despedazado sobre la mesa. Terminó con su trágica faena y se dirigió a la comisaría.
Los testimonios de los peritos y policías que concurrieron al lugar después de que Barrera se entregara coinciden en que el cuadro era macabro. También en que la casa estaba sucia y lucía abandonada. El caso está en manos del fiscal del tercer turno de Villa María, Daniel Del Bo, quien ordenó la detención del hombre.
Según dijo José Álvarez, director de la Colonia Vidal Abal, a LA NACION, Barrera había estado internado desde los primeros días de este mes por una "crisis de excitación". Salió el último viernes con un permiso transitorio, pero no regresó. Llegó por primera vez al hospital en 2006 y volvió en 2009. En el caso de Simonetta, primero estuvo internada en una clínica privada de la ciudad de Córdoba y luego derivada a Oliva.
Cuando fue dado de alta, hace cerca de un año, según dijo Álvarez, Barrera se comprometió a seguir en tratamiento. Vivía en Hernando, cerca de Villa María, con su madre y un hermano; trascendió que había una mala relación con la pareja de la madre. También pasaba estadías en la casa de Simonetta.
La casa en el centro de Villa María la había recibido ella como herencia de su madre. Los vecinos aseguran que gritaba y golpeaba las paredes. El último sábado la policía concurrió al lugar después de que los vecinos denunciaron gritos y peleas. Tras conocerse el crimen, el director de Salud Mental de la provincia, Osvaldo Navarro, confirmó a LA NACION que ordenó una investigación sobre los procedimientos realizados en el hospital psiquiátrico.