La lluvia no da tregua y complica la situación en las zonas que ya estaban afectadas. Jesús María, Colonia Caroya, Villa del Totoral, Morteros, San Francisco, Devoto, La Granja y Ascochinga, entre las localidades más golpeadas. En Idiazábal, De la Sota confirmó la evacuación de toda la población: "Ya no queda nadie".
La advertencia por fuertes precipitaciones se cumplió con todas las letras en las últimas horas y mantiene sumida en una crítica situación a gran parte de la provincia, donde ya ascienden a dos mil los evacuados.
Ante este desolador panorama, el Comité de Emergencia dispuso la “alerta máxima” para las próximas 48 horas debido a que continuará el mal tiempo, con lluvias en distintos puntos, crecida de ríos e incremento del caudal del agua de los diques, lo que dificulta las tareas de asistencia.
En el norte provincial, la situación es crítica en la ciudad de Jesús María, donde los más de 150 kilímetros caídos dejaron unos 200 evacuados. Esta mañana, la lluvia torrencial provocó el derrumbe de una casa en barrio Santa Elena en tanto que todo los puentes internos (Colón, Maturano y el de barrio Norte) permanecen cerrados.
Además, se resolvió interrumpir el suministro de energía eléctrica en los barrios La Costanera y las Vertientes, donde el agua amenazaba a varias casas.
Al igual que en Colonia Caroya y Villa del Tororal, donde se inundó el sector sur de la ciudad, las clases fueron suspendidas en buena parte de los establecimientos educativos y las autoridades piden a los vecinos no salir de sus viviendas.
En Sierras Chicas, la mayor preocupación se centra en las localidades de Ascochinga, La Granja y Agua de Oro, cuyos arroyos registran importantes crecidas.
En la primera localidad, casi un centenar de personas permanecen evacuadas en el edificio del colegio secundario mientras que el puente principal de La Granja está clausurado y cerrado el paso a los barrios Las Vertientes, Los Molles y Tres Cóndores.
Por un desmoronamiento del asfalto sobre la ruta E-53, a la altura de Las Vertientes, ese corredor se encuentra incomunicado hacia Jesús María y Córdoba.
En Salsipuedes, Villa Allende, Unquillo, Mendiolaza y Río Ceballos la caída de hasta 35 milímetros provocó la crecida de los arroyos y se demoran los trabajos iniciados tras el trágico temporal. A ello se le suma una nueva rotura del acueducto que genera problemas en el suministro de agua potable.
En el sureste provincial, en la desolada población de Idiazábal, la lluvia de la madrugada hizo retornar las aguas a las calles de la localidad, que fue evacuada en su totalidad, según confirmó el gobernador José Manuel de la Sota.
“En Idiazábal ya no queda nadie”, dijo y agregó que esta “sigue siendo la localidad más crítica”. Los evacuados se alojan en Ordóñez, aunque también hay preocupación por el ingreso de agua en los domicilios.
“Esto es un desastre”, resumió el jefe comunal, Eliberto Favalli.
Por la situación en el dique Piedras Moras, hay preocupación y alerta en localidades como Bell Ville, Villa Nueva, Ballesteros y Villa María, entre otras por las que pasa el río Ctalamochita. Es que el dique pasó a expulsa de 240 a 320 litros por segundo ya que la cota está en su punto máximo.
En San Francisco, las autoridades resolvieron suspender la actividad en todas las escuelas de la ciudad, la recolección de residuos y el transporte urbano de pasajeros. Hay barrios anegados y casi es imposible transitar por la mayoría de las calles de la ciudad.
El municipio decidió colocar dos bombas arroceras para extraer el agua de los barrios Las Rosas y Casonas del Bosque, en el sector noroeste del ejido urbano, donde buena parte de las calles están anegadas.
En Morteros, en pocas horas cayeron unos 200 milímetros. Según se informó, hay varias casas con 40 centímetros de agua en su interior y se están armando dos centros de evacuados para recibir a las personas afectas. Se decidió suspender las clases e interrumpir el suministro de energía eléctrica.
En Devoto, a 190 kilómetros al este de la Capital cordobesa, el intendente Gustavo Reano dijo que el agua emerge del asfalto.
“El problema que tenemos en Devoto es que el agua brota del pavimento, estamos como en una isla. Estamos rodeados de agua, Devoto tiene 52 mil hectáreas y el 60 por ciento está bajo agua", dijo a radio Mitre.