El comisario general Julio César Suárez, el sostenido jefe de la Policía de la Provincia de la presente gestión delasotista, sumó otro antecedente a su “fama” de mano dura, que lo llevó hace unas semanas a ser el primer jefe de la fuerza en ser imputado por el delito de “coacción”.

Ahora un subalterno de Suárez lo denunció en la Justicia provincial por los supuestos delitos de “abuso de autoridad” y “privación ilegítima de la libertad”.

El caso que trascendió ayer ocurrió el pasado jueves durante una reunión de oficiales, en las que uno de los participantes del encuentro tuvo un fuerte cruce de palabras con Suárez, que cerró la discusión con un «qué vergüenza».

La difusión de una grabación realizada por uno de los participantes del cónclave en la Jefatura de la Policía sacó a relucir la polémica, por lo que ahora la Fiscalía General de la Provincia define si corresponde realizar una investigación penal.

Según trascendió, la denuncia realizada por el oficial José Moreno recayó en la Fiscalía del doctor Pedro Caballero quien envió los antecedentes a sus superiores al considerar que el caso debería ser investigado por la Fiscalía Anticorrupción, ya que el principal implicado es un funcionario público.

De esta forma, Caballero adoptó una medida muy diferente a su colega, Alfredo Villegas, que investigó los entredichos entre el Jefe de la Policía y el periodista Dante Leguizamón, e incluso resolvió la imputación del titular de la fuerza.

Cruce grabado 

Según lo que se puede escuchar en el polémico audio de la reunión de Suárez con los oficiales, en su mayoría administrativos a los que se ordenó dejar sus escritorios y salir a realizar los controles preventivos en las calles, Moreno mantuvo un cruce de palabras con el jefe, luego que este dijera que «no voy a bajar los brazos» y habría observado la actitud del subalterno.

Suárez le habría recriminado una respuesta, por lo que el oficial le respondió que «no me falte el respeto, comisario general. Ni usted ni nadie, ¿le queda claro?. Que antes que ser policía soy una persona».

Allí Moreno le manifestó que tenía un dolor en su espalda con motivo de la saturación por los controles, a lo que el superior le respondió se dirigiera al médico laboral. Según la denuncia, Moreno fue trasladado a una oficina, donde estuvo solo y bajo la orden de no moverse por aproximadamente una hora.

Tras el incidente, Suárez repitió tres veces la misma pregunta: «¿Alguien más va a seguir esta línea?».

Luego de la tercera oportunidad en que el jefe preguntó, al unísimo se escucha un «no señor», tras lo que Suárez manifestó que ya se iba a ocupar de Moreno.

El oficial recibió 15 días de sanción tras el entredicho.

La versión oficial

Desde la Jefatura, ayer por la tarde eran numerosos los comentarios sobre la difusión del polémico audio, al tiempo que se conoció un comunicado.
En el mismo se indica que Moreno «evidenció una completa falta de respeto hacia su superior y su investidura».

Agrega que «ese efectivo fue atendido a continuación por un psicólogo, quien dictaminó que debía retirársele el arma que provee la institución».

El caso fue derivado al Tribunal de Conducta Policial.

No es el primer cruce

Quienes recorren los pasillos de la Jefatura de la Policía, en avenida Colón al 1.200, coinciden que esta no es la primera vez que existe un entredicho entre Suárez y su-balternos.

Ese habría sido el motivo que derivó en el desplazamiento de dos miembros de la Plana Mayor, los comisarios generales Claudio Vignetta y Hugo Gambarte, a quienes el jefe de la Policía habría considerado “traidores” ante una poisble línea sucesoria en la fuerza.

No obstante, la versión oficial fue un supuesto cambio de estrategia en el plan de prevención, por lo que ambos oficiales jefes eran prescindibles.

Suárez, considerado un hombre de “mano dura” al estilo de sus antecesores Alejo Paredes y Ramón Frías, dista de la cercanía “tropera” del exjefe Almada, a quien reemplazó tras el autocuartelamiento de diciembre pasado.

Este quiebre en el mando y los cuestionamientos sobre las actitudes de Suárez ponen en el tapete, una vez más, la feroz interna que se vive en la Policía, necesitada más que nunca de una reforma a cero.

Fuente: La Mañana de Córdoba