Antes de su serie de conciertos en el Luna Park, el cantautor habló de la "juventud que estiró de forma suicida hasta los 50" y de la actualidad argentina
"A los 50 años tuve un ictus [un ACV] y dejé algunas costumbres no saludables. A los 50 dejé de pasar las noches en los bares; a los 50 me dejaron; a los 50 me volví a enamorar; a los 50 escribí19 días y 500 noches con una intensidad que no he vuelto a tener al grabar un disco y escribir canciones." Esos años de intensidad dejaron su huella en el rostro de este Sabina de 65, que se presenta en la conferencia de prensa con un vaso de cerveza y esa honestidad brutal intacta para barajar sus opiniones sobre los más variados temas: el papa Francisco, el nieto recuperado de Estela Carlotto, el conflicto entre Israel y Palestina, la actualidad argentina y el contexto personal que rodeó a ese CD mítico. "Descubrí hace unos meses que 19 días y 500 noches fue un disco fundamental para mí porque marcó el último verano de una juventud que conseguí estirar de forma casi suicida hasta los 50." Quince años pasaron del álbum que despertaría la sabinamanía y que revisitará de forma integral en la serie de diez conciertosque iniciará pasado mañana en el Luna Park.
El disco 19 días y 500 noches fue un auténtico boom que lo llevó de las interminables series de teatros Gran Rex a saltar a estadios como la Bombonera. Luego de su largo rodaje con Joan Manuel Serrat y en este regreso solista con la gira 500 noches en crisis -con varios conciertos agotados-, el idilio local con las canciones del español parece intacto. "Mi vanidad me lleva a decir que la explicación para que la gente siga mis canciones es que sienten que muchos cantantes jóvenes que escuchan hoy son viejos. La gente quiere que les hablen con honestidad y no le vendan bijouterie. Además, las canciones de este disco envejecieron muy bien. Si no, no las haríamos, y por eso cuando volví a escuchar el disco, hace unos meses, nos dieron ganas con los músicos de enseñárselas a otros públicos."
Esa mirada al pasado no tiene que ver con una mirada nostálgica de su obra. "Yo viví la vida como me gustaba hacerlo y sigo haciéndolo ahora. No me gustaría recuperar nada de entonces ni me arrepiento de nada de lo que hice. Lo que ocurrió con este disco fue que lo hice inmediatamente después del que grabé con Fito y con él, como me pasó con Serrat, llegó un momento en que uno necesitaba respirar otro aire, más personal, y no estar en dupla o estar sometido a otros hábitos de trabajo que no son los de uno."
-Cuando escuchaste el disco nuevamente, ¿sentiste que cambió en estos años tu manera de componer o escribir?
-Sigo siendo el mismo, pero con quince años más. No hay dos discos iguales, como no hay dos años iguales, como no hay dos conciertos iguales, porque el día que sienta eso me jubilo y todavía no tengo esa sensación. Creo que uno crece, uno se complica la vida, uno aprende cosas, uno toma nuevos hábitos, nuevos maestros, nuevos amigos, nuevas novias, y todo eso, seguramente, aparece ahora en mis canciones nuevas.
Sabina se siente como en casa en Buenos Aires y muy ligado a todo lo que pasa en la Argentina. Recuerda amigos escritores como Juan Gelman y Julio Cortázar. Dice que brindó con champagne a la distancia y luego llamó a Estela de Carlotto cuando se enteró de la aparición de su nieto ("Me gustaría que se llame Guido", acota). Cuando habla de la actualidad argentina, revela su enamoramiento con el país, el mismo que tiene el público local con sus canciones. "Cada vez que vengo tengo la misma sensación: es un país que cambia todo el tiempo. Ahora hay una preocupación por los fondos buitre y con la inflación y nunca se sabe qué va a pasar. Siempre es igual y siempre es diferente. Siempre está la sensación de llegar al abismo o siempre está resucitando. Esa locura es la que amo de la Argentina."
"¿Le escribirías una canción a Bergoglio?", le pregunta, insidioso, un periodista. Sabina, lacónico y sin pelos en la lengua, contesta: "Soy poco piadoso. Yo les haría una canción a las dos novias de Maradona, a los doce apóstoles o a Popeye. A Bergoglio, no".
LA CUESTIÓN PALESTINA
Para esta gira, Sabina llegó acompañado de la reconocida intérprete israelí Noa. Para el cantautor español, la participación de la cantante no sólo tiene fines artísticos. "Noa es una magnífica cantante israelí, pero he decidido traerla a la Argentina porque se lo merece y porque está sufriendo mucho como tantos amigos israelíes que están en contra de su gobierno militarista y excesivamente castigador de los pobres palestinos de la Franja de Gaza. Es un momento siniestro para ese lugar.". (La Nación)