Envuelto en una crisis de gobierno y en pleno debate por el nuevo presidente, evitó pronunciarse
En medio de fuertes contrapuntos en la coalición de su gobierno sobre el proceso de paz con los palestinos , y cuando faltan horas para elección de un nuevo presidente, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, evitó pronunciarse sobre la oración conjunta por la paz en Medio Oriente que realizaron los presidentes de Israel, Shimon Peres, y de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en el Vaticano, adonde fueron invitados por el Papa.
La presencia de Peres en los jardines vaticanos contó con la aprobación amplia del sector nacionalista de Netanyahu, pero ni el premier ni su canciller, el ultranacionalista Avigdor Lieberman, realizaron declaraciones.
La prensa local también minimizó el encuentro y se mostró escéptica. La oración acaparó mayor atención en los medios en inglés que en hebreo en la prensa israelí. Los noticieros televisivos resaltaron la "invocación de paz" y realizaron actualizaciones sintéticas.
En los edificios de gobierno en Jerusalén hubo una atmósfera muy distinta. Ante su gabinete, Netanyahu volvió a atacar a Abbas por su reciente reconciliación con Hamas, mientras sufre por las divisiones en su coalición por las divisiones que existen respecto de la cuestión palestina.
Las fracturas fueron denunciadas ayer por Lieberman, que insistió en la necesidad de una posición común. "Cuatro ministros, que aparecieron uno detrás de otro con posiciones diplomáticas totalmente diferentes, han creado un espectáculo grotesco", declaró, en referencia a los discursos realizados en una conferencia sobre seguridad en Herzliya.
La ministra de Justicia, Tzipi Livni, instó allí a una reanudación de las negociaciones de paz interrumpidas a fines de abril, mientras que su par del Interior, Gideon Saar, se mostró favorable al mantenimiento del statu quo. El responsable de Economía, Naftali Bennett, del partido religioso Hogar Judío, en tanto, declaró que Israel debía empezar a anexionar partes de Cisjordania, a lo que el ministro de Finanzas, Yair Lapid, del partido centrista Yesh Atid, respondió que en tal caso su formación abandonaría la coalición haciendo caer el gobierno.
Las tensiones internas emergieron cuando faltan horas para que el Parlamento israelí elija hoy al sucesor de Peres, que abandonará el cargo en julio. Entre los favoritos a sucederlos se encuentra el ex presidente del Parlamento Rubi Rivlin, del Likud, del mismo partido de Netanyahu, pero acérrimo enemigo político del primer ministro. (La Nación)