Los equipos de rescate buscaban desesperadamente en el océano Índico señales de la caja negra del avión de Malaysia Airlines, desaparecido hace un mes, para enviar un sumergible no tripulado con la esperanza de descifrar el desplome de la nave que costó 239 vidas.
"A menos de que haya otra transmisión no se desplegará el sumergible" Bluefin-21, dijo el jefe del Centro de Coordinación de Agencias Conjuntas, Angus Houston, en una rueda de prensa en la base australiana Pearce, en la ciudad de Perth.
"Necesitamos otra transmisión para definir mejor la zona (de búsqueda). Luego tenemos que bajar, mirar y buscar pruebas que confirmen que ahí es donde está el avión", explicó el excomandante de la Fuerza Aérea australiana que está al frente de las tareas de búsqueda del vuelo MH370.
"Lo que necesitamos ahora es más confirmación en términos de encontrar algo visualmente. Algún resto, quizá en el fondo del océano, o algún resto en la superficie", agregó.
Sin embargo, las posibilidades de hallar algo en la superficie "disminuyen con el tiempo". Hoy se cumple un mes de la desaparición del avión mientras volaba desde Kuala Lumpur hasta Pekín, por lo que la vida útil de las baterías de las cajas negras, que es de 30 días a 45 días, comienza a expirar.
Si se detectan nuevas señales, "tenemos que bajar, mirar y buscar pruebas que confirmen que ahí es donde está el avión", explicó el funcionario, según la agencia de noticias Efe y Europa Press.
La búsqueda de señales se lleva a cabo a unos 4.500 metros de profundidad en una amplia zona marítima situada a unos 2.000 kilómetros de la costa oeste australiana.
El buque australiano Ocean Sheild, que transporta el sumergible, rastrea la misma zona donde el domingo captó dos señales, una de dos horas y 20 minutos y otra de 13 minutos, cuya frecuencia coincide con la que emiten los dispositivos de registro de vuelo y de las conversaciones de la cabina de las cajas negras.
"No ha habido contactos adicionales con ninguna clase de transmisión y necesitamos continuar (con la búsqueda) durante los próximos días hasta que no tengamos dudas de que se han agotado las baterías" de las cajas negras, dijo Houston.
El jefe del operativo precisó que se necesitan nuevas señales para mejorar la información sobre el fondo marino y acotar la zona de búsqueda antes de desplegar el Bluefin-21, cuyo radio de acción es limitado.
El sumergible no tripulado está equipado con instrumentos para captar señales acústicas y una cámara de video, pero tiene que "arrastrarse" por el lecho marino en un operativo "lento" y "meticuloso" que puede durar días.
"Si captamos más transmisiones podremos tener un mejor punto en el lecho marino que nos permita una búsqueda visual más reducida", indicó Houston.
El responsable de la búsqueda explicó que "nada ocurre rápido cuando se trabaja a profundidades de 4.500 metros. Es un proceso largo y doloroso".
Si el submarino encuentra algo inusual en el fondo del océano, será llevado a la superficie y equipado con una videocámara para que pueda tomar imágenes. "No se puede tener el sonar y la cámara abajo a la vez, es lo uno o lo otro", aclaró.
El ministro australiano de Defensa, David Johnston, dijo en la misma rueda de prensa que el Ocean Shield inspecciona el fondo marino con el detector de cajas negras que transporta para "ampliar ese contacto".
"Estamos buscando muy activamente en lugares donde debería haber restos del avión", declaró Johnston, quien señaló que se han desplegado unas 20 boyas con equipos de sonar para intentar determinar el posible punto de entrada del avión en el agua.
El ministro reiteró que las señales captadas por el Ocean Shield son el indicio más importante del que dispone el operativo, que también rastrea una zona a 600 kilómetros donde el barco chino Haixun 01 detectó el viernes y el sábado otras dos señales.
Once aviones militares, tres de civiles y 14 barcos participaron en el operativo, con buenas condiciones meteorológicas, que se centró principalmente en el rastreo submarino pero que continúa con la búsqueda aérea en la superficie marina.
La búsqueda de hoy se centra en un área de 77.580 kilómetros cuadrados, situada a 2.268 kilómetros al noroeste de Perth, indicó el Centro de Coordinación de Agencias Conjuntas en su último comunicado.
El avión Boeing 777 despegó de Kuala Lumpur con 239 personas a bordo rumbo a Pekín en la madrugada del 8 de marzo y desapareció de los radares civiles de Malasia unos 40 minutos después de despegar. Desde entonces no se ha encontrado resto alguno.
Iban a bordo 153 chinos, 50 malasios, siete indonesios, seis australianos, cinco indios, cuatro franceses, tres estadounidenses, dos neozelandeses, dos ucranianos, dos canadienses, un ruso, un holandés, un taiwanés y dos iraníes que utilizaban pasaportes robados a un italiano y un austríaco.
La policía de Malasia dijo la semana pasada que no considera responsables de secuestro, sabotaje o por problemas psicológicos o personales a los 227 pasajeros, pero también señaló que la tripulación malaya sigue bajo sospecha.