La delegación del gobierno en Melilla informó que más de 1100 personas habían atacado al amanecer la doble valla de seis metros de alto que separa el territorio español de Marruecos. Ayudados por la niebla, la mitad o más superó el operativo que había desplegado la Guardia Civil.

"La situación está fuera de control", admitió una fuente del Ministerio del Interior. Según estadísticas oficiales, en los dos primeros meses de 2014 habían saltado la frontera de Melilla 513 personas, la mitad que en todo el año anterior (y el triple de la media mensual de 2013). La irrupción masiva de ayer duplicó en un rato esa cifra.

La magnitud del drama migratorio quedó en evidencia el mes pasado, cuando 15 africanos murieron ahogados mientras intentaban cruzar a nado de una playa marroquí a Ceuta, la otra ciudad autónoma española en el Magreb.

Fue la peor tragedia de ese tipo en la frontera hispanoafricana y el impacto se agigantó al revelarse que la Guardia Civil había disparado pelotas de goma y gases lacrimógenos para repeler la intrusión. El escándalo político desatado por la represión forzó al gobierno de Mariano Rajoy a relajar los controles. Desde entonces las oleadas de inmigrantes se aceleraron.

"Estamos ante una emergencia nacional", había declarado hace dos semanas el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que pugna por destrabar el auxilio económico de la Unión Europea (UE). El miércoles pasado se presentó a una interpelación en el Senado, en la que rogó a la oposición un "pacto de Estado" para presionar a Bruselas.

Según el gobierno español, más de 30.000 sin papeles esperan en suelo marroquí el momento de cruzar a territorio comunitario. En los albergues estatales de las dos ciudades los inmigrantes viven hacinados. Hay gente durmiendo en carpas y también a la intemperie.

Ayer, en Melilla, el ambiente era desesperante. La Cruz Roja instaló de urgencia un hospital de campaña para atender a los más de 100 inmigrantes que llegaron con cortes y lesiones provocadas durante la peregrinación desde los montes marroquíes a la frontera y luego en el salto de la valla.

"Están felices, pero muy hechos polvo. De acuerdo con lo que cuentan, hubo agresiones fuertes de la policía marroquí", relató el activista pro inmigrantes José Palazón, de la ONG Prodein. Entre los que fracasaron en su intento de saltar hay dos heridos "muy graves".

En el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) había ayer más de 1800 personas alojadas, cuatro veces más de su capacidad oficial.

Las estadísticas de Frontex, la agencia que gestiona las fronteras de la UE, indican que ya 2013 había sido el año de mayor presión migratoria en una década en las dos ciudades españolas. Y la presión va en aumento.

¿Por qué ahora? Expertos en migraciones distinguen entre las causas la inestabilidad en Egipto, Libia y Túnez, que complicó otras rutas habituales para llegar a Europa, vía Italia. La tragedia de Lampedusa, en la que murieron ahogados más de 300 inmigrantes el año pasado, también "revalorizó" las fronteras menos arriesgadas de Ceuta y Melilla. Y conflictos armados como los que sufren Mali o la República Centroafricana son fuentes constantes de expulsión de gente. De hecho, la gran mayoría de los que ingresaron ayer eran de Mali.

En los últimos días pesó el "efecto llamada". Los que ya cruzaron se comunican con los que siguen en los montes y los alientan a apurarse, antes de que el control vuelva a reforzarse. En los campamentos marroquíes los sin papeles pueden pasar días sin comer, pero jamás dejan de cargar la batería de sus teléfonos celulares, una herramienta de supervivencia.(Fuente:lanación)