SÍDNEY.- Australia extendió hoy una sorpresiva invitación a los mochileros para intentar sumar mano de obra a una fuerza laboral paralizada por un brote de ómicron, a medida que el sistema de salud del país cruje bajo la tensión de la pandemia y se pronostican más muertes en las próximas semanas.

El primer ministro Scott Morrison dijo que su gobierno no cobraría la tarifa de solicitud de visa de 630 dólares australianos (453 dólares) para hasta 175.000 mochileros o estudiantes que lleguen a Australia en las próximas 12 semanas, y los alentó a buscar trabajo mientras recorren el país.

“Vengan ahora porque querían venir a Australia”, dijo Morrison durante una conferencia de prensa televisada.
“Viajen por todo el país y, al mismo tiempo, únanse a nuestra fuerza laboral y ayúdennos en nuestro sector agrícola, en nuestro sector hotelero y en muchas de las otras partes de la economía que dependen de esa mano de obra”.

La presentación del paquete de 55 millones de dólares que reembolsará el costo de las tarifas de solicitud de visa para los mochileros y estudiantes internacionales se produce al comienzo de un año electoral y cuando Morrison enfrenta críticas por su manejo de un brote de la variante ómicron que ha visto un número récord de nuevas infecciones y muertes.

Pero también se emitió el mismo día en que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) desaconsejaron viajar a Australia y otros 21 países debido a un número creciente de casos de Covid-19.

Las autoridades informaron 67 nuevas muertes y casi 80.000 nuevos casos hoy. El país sufrió su día más mortífero con 77 muertes por el virus el martes, y el director de Salud, Paul Kelly, dijo que los australianos deberían esperar que el número total de muertes por la pandemia aumente aún más que los 2843 actuales.

Las empresas australianas están lidiando con el creciente número de trabajadores enfermos o a los que se les ordenó aislarse como contactos cercanos. La escasez de mano de obra ha creado escasez de suministros, lo que ha llevado a las principales tiendas de comestibles a restablecer los límites de compra de artículos esenciales y está obstaculizando la recuperación económica del país.

Al mismo tiempo, el aumento de las hospitalizaciones ha ejercido presión sobre el sistema de salud, con 5025 personas ingresadas hasta el martes, frente a las 759 de hace un mes. Casi 1,3 millones de casos del total de 1,6 millones de la pandemia se han detectado en las últimas dos semanas.

“Código marrón”

Los hospitales en el estado de Victoria pasaron del mediodía a un estado de “código marrón”, generalmente reservado para desastres naturales o eventos con víctimas masivas. Las enfermeras de la vecina Nueva Gales del Sur organizaron una manifestación en uno de los hospitales más grandes de Sídney para protestar contra la escasez de personal.

Morrison reconoció que la cresta de la ola liderada por ómicron está “sobre nosotros ahora o lo estará... en las próximas semanas”, pero dijo que la tasa de mortalidad de Australia sigue siendo una de las más bajas del mundo.

“Australia sigue demostrando ser resistente a pesar de las frustraciones y las preocupaciones muy genuinas”, dijo Morrison. “Nuestro sistema de salud, a pesar de que recibe mucha presión, se está manteniendo”.

El mandatario también ha recibido críticas por la escasez de pruebas rápidas de antígeno en el hogar en medio de informes de aumento de precios que el regulador de competencia del país ha calificado de “más que indignante”.

El miércoles, instó a los líderes estatales a eliminar cualquier requisito para que los trabajadores de la mayoría de las industrias se realicen pruebas rápidas diarias de antígenos, ya que el gobierno federal prometió adquirir hasta 52 millones de kits este mes de Asia y Estados Unidos.

En medio de una escasez en todo el país, la policía dijo el miércoles que 42.000 kits por valor de medio millón de dólares fueron robados de un depósito de carga en Sídney.

La primera ministra del estado de Queensland, Annastacia Palaszczuk, dijo que pediría al gobierno federal que apoye la producción local de pruebas rápidas de antígenos cuando el gabinete nacional se reúna este jueves.

Tensión por la vacunación de niños

Entretanto el primer ministro se vio obligado a rechazar las críticas de uno de sus parlamentarios, George Christensen, quien ha estado pidiendo a los padres que se excluyan del programa de vacunación infantil del gobierno.

Morrison dijo que estaba discutiendo con el viceprimer ministro, Barnaby Joyce, sobre la posibilidad de que Christensen pierda su puesto en el Comité Permanente Conjunto sobre Comercio e Inversión, lo que representa 20.000 dólares australianos adicionales a su salario anual.

A última hora de ayer, Christensen anunció en una publicación en su página de Facebook que había decidido retirarse del comité. “En noticias de última hora que no interesan a nadie más que a la burbuja de Canberra: cuando regrese a la Casa del Parlamento el lunes 7 de febrero, informaré al presidente de la Cámara que tengo la intención de retirarme como presidente del Comité Permanente Conjunto sobre Comercio e Inversión. Una decisión propia y no una demanda o solicitud de un tercero”, publicó Christensen.

Anteriormente, Morrison dijo que su consejo con respecto a Christensen era “simplemente ignorarlo”. “Australia es un país libre, no podemos andar encerrando a la gente por lo que dicen como australianos”, dijo Morrison. “Se le permite decir lo que piensa, pero los australianos no deberían escucharlo”.

“Creo que son puntos de vista imprudentes, creo que son puntos de vista peligrosos”, dijo y añadió que los padres deberían escuchar los consejos de los expertos en salud y los reguladores, y dijo que uno de cada cinco estudiantes de cinco a 11 años ya había sido vacunado en los primeros 10 días del programa.

Se espera que el número de niños vacunados en este grupo de edad supere los 500.000 esta semana.

La Nación