Con 75 acuerdos con otras tantas marcas en su tercera temporada, la serie se ha convertido en un auténtico paraíso del product placement y el merchandising.
Corre la broma de que la tercera temporada de Stranger Things, que se estrena este jueves, va a cambiar su título por Sponsored Things. Las aventuras de Los Goonies de Hawkins proponían, en un principio, explotar el sentido de la nostalgia de los espectadores, eso que Simon Reynolds definió como Retromanía, en un ensayo clave sobre la cultura pop. Desde la primera temporada, Netflix ha descubierto que, a través de los recuerdos sentimentales de sus suscriptores, también existe un gran filón televisivo para el product placement y el merchandising
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Ha ocurrido así en sus dos primeras temporadas, pero en esta última entrega rizan el rizo con una línea argumental directamente patrocinada por Coca Cola. La temporada se ambienta en 1985, el año en el que la archiconocida bebida lanzó la infausta New Coke, una versión más dulzona y próxima a Pepsi, y considerada el mayor error de su historia. New Coke duró tan solo 79 días en los supermercados. Pues bien, Coca Cola ha pagado para que sea una piedra angular de la trama en la nueva temporada. La compañía defiende su inclusión indicando que se trata de un momento cumbre de la historia de la cultura popular y que, por ello, debe estar en ese cajón desastre de referencias pop que es la serie. Para festejar la efeméride de su error, ha lanzado una edición limitada de 500.000 latas de New Coke, y así aquellos que quieran rememorar o conocer el gusto del fracaso puedan hacerlo. La fecha de lanzamiento de la temporada se ha decidido de mutuo acuerdo: el mismo día y a la misma hora, se lanzará la serie y la campaña. Y no es un día cualquiera: nada más y nada menos que el 4 de julio, el Día de la Independencia, la fiesta nacional estadounidense.
Coca Cola es la más importante, pero ni mucho menos la única gran marca que aparecerá. Stranger Things es una oda a la comida procesada: Kellogg’s, Kentucky Fried Chicken, Eggo Waffles… También en la moda, donde se han acordado otros contratos y licencias publicitarias fuera de la pantalla: Levi’s ha anunciado una colección creada con el equipo de diseño de vestuario; H&M tiene los derechos para vender camisetas, shorts y bañadores con el motivo de la Piscina Municipal de Hawkins; Nike ha creado una serie limitada de zapatillas del Instituto Hawkins, chanclas Havaianas… Y fuera de la industria del vestir, puedes adquirir un Trivial Pursuit edición Stranger Things, una Polaroid edición limitada, bicicletas, skates, y hasta una hamburguesa en Burger King que homenajea al multiverso en versión vacuna.
Ahora que Warner Bros y Disney han anunciado el inminente lanzamiento de sus servicios de streaming, Netflix copia sus estrategias comerciales cinematográficas es una hábil maniobra. El product placement ha sido una práctica habitual de Hollywood y, de hecho, hay franquicias, como James Bond, que se orquestan alrededor del anuncio de productos masculinos y lo mismo pudo decirse, en versión femenina, de las películas de Sexo en Nueva York.
Los hermanos Duffer, creadores de la serie, como buenos nostálgicos del pasado que son, siempre pueden alegar que, allá por 1982, un tal E. T., apodado el extraterrestre, también se echaba al coleto una refrescante Coca Cola en las pantallas de todo el planeta.