Pasó de los desfile en Punta del Este a convivir con una tribu Himba en Namibia. Charlamos con una cordobesa que se miró por dentro y encontró una vida que completa, tal vez más que las luces de las pasarelas.
Sofía Carrara es cordobesa y hace seis años que vive en Buenos Aires. Pasó por varios destinos tratando de “dejarse llevar por la vida” y buscar su camino. Fue modelo (pasarela, fotos, fiestas, looks), elegida como Miss Italia representando Argentina e incursionó con profesionalismo en la danza y la música, estudiando en el San Martín, canto con profesores y luego sobre el escenario con directores como Hernán Espinosa y Pepe Cibrián. Hoy decide dedicarse al yoga, con clases en su casa y a domicilio.
¿En qué momento cambiaste “tanto” de vida?
Hacía un tiempo que estaba en una búsqueda personal o de autoconocimiento, buscando manejar y reconocer las energías. Así empecé a cuestionarme algunas cosas y a leer autores que hablaban del mind fullness y de la búsqueda de ir más allá de lo externo.
Así empezaste a “chusmear” de qué se trataba pero, ¿cuándo hiciste el verdadero cambio?
Un viaje a México fue el quiebre para conectarme con el yoga. Viví varios meses, donde trabajé como cantante, y ahí empecé a tomar clases de esta disciplina.
Viniendo de la danza ¿te resultó fácil?
Me resultó bastante simple porque tenía flexibilidad y conocimiento de mi cuerpo. No tenía mucha fuerza asique la desarrollé junto con lecturas de libros como 100 viajes al interior de la India. La realidad es que me inspiró mucho una profesora de Sudáfrica que me mostró ese camino.
¿Qué pasó luego de México?
Viajé unos meses a Canadá, donde estudié en tres escuelas de yoga. Estaba todo el tiempo aprendiendo, ¡llegué a hacer cuatro clases por día! Allí estudié yoga para embarazadas (pre y post natalicio) y conocí un libro clave para mí que fue El poder del ahora, de Eckhart Tolle.
¿Dónde quedó tu pasado como modelo y bailarina?
Rompí con el musical pero estoy agradecida por cada lugar donde pasé porque me ayudó a ser quien soy. La realidad es que pude trabajar con Pepe Cibrián y Ángel Mahler en obras como Dorian Grey, Caligula en el Kónex. Siempre soñé laburar con Pepe asi que fue una experiencia increíble.
¿Te cansó un esquema tan exigente?
Ensayaba ocho horas por día y además laburaba para llegar a fin de mes. Es difícil vivir del teatro de comedia en Argentina. Pero siempre busco resaltar el lado positivo de esa experiencia para conectarme con mi interior.
Entonces fuiste hacia adentro…
Conecté mucho con la idea de volver a ser uno mismo. Luego de pasar por tantas cosas uno suele perderse y no saber quién sos ni quién querés ser.
¿Qué cambio interno sentís más fuerte?
Aceptarme y ser flexible. No me genera ansiedad el futuro pero siempre me cuestionó si estoy donde quiero estar. A veces salen laberintos y no sé por dónde ir pero lo importante dejar que fluya. Las cosas cambian todos los días y hay que disfrutar el recorrido.
Ahora das yoga en Buenos Aires, ¿pensás dar alguna clase en Córdoba?
¡Sí! El fin de semana que viene estaré con una clase al aire libre, en zona norte. En mi Instagram voy a confirmar a qué hora y dónde (seguila haciendo click acá).
¿Estamos los argentinos bajando un cambio y acercándonos a la mente en pleno?
Siento que en Argentina, de a poco, se busca este tipo de vida. Nos cuesta animarnos del todo, pero empezamos con algo: muchos prueban el yoga, otros meditan, etc.
¿Qué tipo de yoga das?
Estudié en Buenos Aires el instructorado de Hatha Yoga y me dedico a eso. Lo que propongo es Hatha yoga dinámico -vinyasa flow. La idea es que conecten con el cuerpo, la respiración y el trabajo progresivo.
¿Volverías al modelaje?
No me da muchas ganas (risas). Me gusta dónde estoy ahora.
Una gran experiencia
Sofía hizo junto a su novio tres mil kilómetros en Namibia, donde llegaron a convivir con una tribu Himba. La experiencia fue tan exigente que Sofí se animó a todos los rituales de las mujeres del lugar.
“Todo es muy primitivo. Caminan una hora y media para buscar algo agua, no tienen ni siquiera árboles para protegerse del sol. No sabe ni qué edad tienen, no tienen calendario ni proyecto. Ese viaje me cambió la perspectiva de la vida”, finaliza esta joven cordobesa.