"Nada se puede comparar con el amor que puede sentir un hijo hacia su madre. Solo es equiparable con el amor que se puede sentir por un hijo. Es difícil hablar ahora, quizás no fui capaz o no me di cuenta… Es una cruz que voy a llevar siempre. Un hijo siempre va a decir: ’Podría haber hecho más’. Me pasa a mí y a mis hermanos".
Claudio Paul Caniggia tenía lágrimas en los ojos cuando brindaba esa nota desde Henderson, la ciudad de la Provincia de Buenos Aires donde nació. Desde hacía unos días se enfrentaba -o por lo menos intentaba hacerlo- al momento más difícil de su vida. Su madre, Nélida Tomasa Iglesias de Caniggia, se había suicidado al tirarse del balcón del quinto piso de su departamento en O’Higgins 1810, en el barrio porteño de Belgrano.
El hecho ocurrió el martes 10 de septiembre de 1996 cerca de las 20. "La vi en el aire. Al principio creí que era un muñeco. La vi caer sobre la vereda. Me acerqué y todavía movía la boca", dijo un vecino unos minutos más tarde. "No había ningún problema en el matrimonio. La señora vivía de manera normal. Inclusive, unas horas antes de suicidarse, sacó a pasear a su perrita y no noté nada extraño", sostuvo el portero del edificio.
Al enterarse de la noticia, Diego Maradona regresó rápidamente a la Argentina. "Esto que le pasó a Claudio es tremendo. Quiero estar con él lo más pronto posible. Al morirse una madre, mueren las palabras y muchos se acuerdan de ellas cuando ya no están", dijo el Diez, muy dolido, al arribar a Ezeiza.
A Claudio se le había terminado recientemente su contrato con Boca Juniors -que luego sería renovado-, y se encontraba en Roma a la espera de definiciones sobre su futuro. Se subió al primer vuelo de Alitalia con destino a Buenos Aires para llegar a tiempo al velorio en Henderson. Lo hizo sin la compañía de su mujer, Mariana Nannis.
Una dolorosa historia
Nélida vivió gran parte de su vida en Henderson, donde era muy querida por los vecinos. Allí crió tres hijos: Claudio, Marcelo y Diego. Pocos saben del dolor que vivió la mujer cuando se murió su primera hija, a los dos años, en un accidente doméstico. Sin embargo, según las palabras de su marido, Hugo, ella ya había tenido episodios de depresión previamente. Aunque, aclaró, nunca había llegado al límite de intentar suicidarse.
Claudio fue su gran orgullo. Muy joven, se mudó a Buenos Aires para jugar en River Plate. Luego, desarrolló una exitosa carrera a nivel internacional como futbolista. Pero las satisfacciones que le dio su hijo se vieron opacadas por su vida amorosa: la relación de Nélida con Mariana Nannis era pésima.
En los primeros años de romance, la mediática vivía junto a su pareja y sus suegros. Pero nunca pudieron tener un vínculo armonioso. "Estábamos en el mismo departamento y ni siquiera nos saludaba. Ella es brava y ya no puedo hacer nada. Ni mi esposa ni yo nos metíamos, no valía la pena. Me arrepiento de haberlo acompañado a Claudio cuando lo vendieron a Italia, al Verona. Tendría que haberlo dejado ir solo, que conociera a alguna italiana y que se casara allá. Por lo menos se iba a sacar de encima a esta mujer", dijo Hugo hace unos años.
Según su testimonio, fue la mediática quien distanció a Claudio de su familia: "Cuando nacieron los mellizos (Charlotte y Alexander) ni siquiera pude verlos porque estaban en la habitación con su madre. Y ella, lamentablemente, no me dejó entrar". Confesó que sí conoce a Axel, el mayor de los hijos del ex futbolista, y agregó: "Hace mucho que no lo veo a Claudio. Pero siempre que viene para acá, pasa a verme y me llama por teléfono. Claudio tiene su familia y lo entiendo, aunque me gustaría verlo más seguido. Cuando puede me ayuda, siempre se acordó de mí".
A pesar de ser el gran ídolo de Henderson, el Pájaro voló lejos de sus raíces. "Ella no era feliz, el amor de sus otros hijos no compensaba el dolor por la ruptura con Claudio y sus nietos", dijo Nancy, abuela de Claudio Paul, poco después del suicidio de Nélida.
Un vecino de la localidad contó, por aquellos días de 1996: "No entendemos cómo Claudio no reacciona. Los otros dos hermanos vienen por acá a cazar y el matrimonio siempre come en casa cuando va a Henderson".
Lo cierto es que Nélida tenía una vida tranquila, acompañada por sus hijos Marcelo y Diego y, siempre que podía, también por Claudio, la estrella de la familia y del pueblo. Nadie previó el desenlace fatal, a pesar de los episodios de depresión que sufría desde su adolescencia.
"Daría cualquier cosa para que mi madre estuviese viva. No puedo reprochar a la fama: yo solo quería jugar al fútbol. (…) Y lo seguiré haciendo porque mi madre seguramente lo hubiese querido así. Como familia no podemos bajar los brazos en este momento durísimo", dijo el ex futbolista después de la muerte de su madre.
"La gente de Henderson que la conoce sabe que era una mujer muy luchadora, que se levantaba temprano, como mi viejo, tenía el negocio y hacía mil cosas. Una mujer muy activa. La quiero recordar así: con el ejemplo de lo luchadora que fue", agregó.
El ex futbolista y la mediática se casaron en 1988.
Con lágrimas en los ojos, como nunca antes se lo había visto, hizo una autocrítica: "Ahora es difícil hablar. Quizás no fui capaz, o no me di cuenta, de darle cosas a mi mamá. (…) Nadie puede decir que no la amamos porque el amor, tanto mío como de mi padre o de mis hermanos, era total. Podemos reprocharnos algunas cosas pero lo que pasó ya pasó y es duro. El tiempo lo dirá y nosotros sabemos bien lo que tenemos que hacer y lo que podríamos dado. Quizás podríamos haber dado más. Mi padre igualmente hizo todo lo posible y mis hermanos también, pero las cosas no son como uno quisiera que fueran".
Concluyó: "Un hijo siempre va a decir: ’Podría haber hecho más’. Es verdad, me va a pasar a mí o a mis hermanos. Cualquiera podría haber hecho algo más por mi mamá, podría haber estado más tiempo… Es imposible saberlo cuando pasa una tragedia semejante. (…) Lamentablemente mi mamá tomó una decisión, vaya uno a saber por qué, y uno tampoco puede decir que fue un egoísta porque tenía tres hijos y a mi padre".