- 21/10/2018 09:04 hs
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Los niños que se duermen en el pecho de su madre descansan mejor que los que pasan la noche en una cuna.
Hace unos 5 años Margot Sunderland, directora de educación en el Centro de Salud Mental Infantil de Londres recomendó en su libro “La ciencia de ser padres” que los niños durmieran con los padres al menos hasta los 5 años.
Ahora Nils Bergman, un neonatólogo director de la Maternidad del Hospital de Mowbray, en Sudáfrica, recomienda lo mismo, aunque no es tan atrevido al mencionar el periodo idóneo. Según Bergman, los niños deberían compartir la cama de la madre al menos hasta los 3 años.
Según este pediatra, los niños que duermen con sus madres se estresan menos que los niños que duermen solos. Es más, los niños que se duermen en el pecho de su madre descansan mejor que los que pasan la noche en una cuna.
El desarrollo cerebral de los niños también puede variar según dónde pasen la noche, pues parece ser que la separación del niño y de la madre y el padre todas las noches, si a los niños les genera miedo y estrés, podría derivar en problemas de comportamiento en la edad adulta.
El miedo a la muerte súbita y el colecho
Las recomendaciones habituales con respecto al sueño infantil y la muerte súbita dicen que lo ideal es que los bebés no compartan cama, sino que estén en su cuna, aunque compartan habitación.
En un estudio realizado en Reino Unido se ha observado que en dos tercios de las muertes inexplicables los niños compartían cama con los padres.
Esto hace que la Foundation for the Study of Infant Deaths (Fundación para el Estudio de la mortalidad infantil) siga recomendando que padres e hijos no compartan cama.
El Dr. Bergman, uno de los padres del llamado Método Madre Canguro, dice en cambio que los datos que suelen recogerse con respecto a la mortalidad de los niños durante la noche son erróneos, porque esas muertes no son causadas por la presencia de la madre.
Según dice, suelen ser por otras causas como que los padres sean fumadores, que hayan bebido alcohol, que utilicen cojines o almohadas grandes que llegan a la altura de los bebés, etc., es decir, que dormir con un bebé en la cama es algo peligroso si no tienes en cuenta una serie de reglas básicas.
Estudiando el sueño de los niños
Para acabar recomendando dormir con los niños hasta al menos los 3 años, Bergman y su equipo han llevado a cabo un estudio en el que se han observado los patrones de sueño de 16 niños.
En dicho estudio se ha visto que los bebés que duermen solos en una cuna tienen un nivel de estrés hasta tres veces superior que los bebés que duermen en el pecho de su madre.
Además, se ha observado que los bebés que duermen en la cuna tienen interrupciones en sus ciclos del sueño, algo de vital importancia en el desarrollo general de los órganos del bebé.
Los bebés no deberían estresarse
Como hemos comentado en otras ocasiones, los bebés también se estresan y se ponen nerviosos como los adultos, con una (grandísima) diferencia. Nosotros conocemos estrategias diversas para calmarnos, relajarnos y buscar soluciones que nos devuelvan a nuestro estado normal de tranquilidad, mientras que los bebés no.
Ellos no saben relajarse, no pueden llamar a su mejor amiga para contarle las penas, ni pueden escribir en Facebook que “hoy tengo un mal día”, así que el único recurso que tienen para no vivir estresados es evitar llegar a ese estado y, una vez están en él, que papá o mamá les ayude a calmarse.
Si esto no sucede, como ya nos explicara Punset en el documental “El cerebro del bebé”, llegarán a la vida adulta con menos herramientas de autocontrol, siendo personas que vivan en general con más ansiedad y estrés que los demás, con el hándicap añadido de ser menos capaces de controlar ese estado.
Si me preguntan…
Uno de los consejos que doy siempre a las madres recientes es: “no hagas caso a nadie, ni siquiera me hagas caso a mí”, para que busquen, comparen, lean, escuchen, aprendan y decidan por ellas mismas.
Comento esto porque con respecto al sueño hay muchísimas teorías, unas a favor y otras en contra de dormir con el bebé cerca, unas que piensan en el bebé, otras que piensan en los padres y otras que tratan de buscar un (difícil) equilibrio.
Nils Bergman es uno de los pocos profesionales que al hablar piensa en los bebés y en su bienestar. Yo pienso como él. Los adultos somos más racionales que los bebés y somos más capaces de entender la soledad y la separación, ellos no la entienden y por eso se estresan.
Una de las reglas de todo “manitas” es “no lo fuerces, o se romperá”, regla que yo personalmente me suelo saltar (porque no soy manitas), cargándome cosas que con un poco de paciencia ahora seguirían enteras. Pues bien, separar a un niño de su madre y su padre es forzar a los niños a hacer algo para lo que no están preparados.
Si al final decidís que cada uno duerma en su cama y que cada uno tenga su sitio, es decir, que el bebé duerma en su cuna o incluso en su habitación cuando sea más mayor, sabed que en muchas ocasiones habréis forzado demasiado. Escuchadle, mirad si eso le podría estar afectando en el día a día, y valorad la posibilidad de cambiar de estrategia si es así.