Con un arrastre de una caída de 18% en 2016, para este año se pronostica un escenario similar. Se trata de un sector que ya acumula un deterioro desde hace cinco años
Un panorama complicado se proyecta para la cosecha 2017 de peras y manzanas. A la caída de producción del 18% que manifestó el 2016 contra lo producido en 2015, con consecuentes caídas en las exportaciones y en el tamaño del mercado interno, en ambos frutos se observa la pérdida de calidad como consecuencia de las heladas y granizos que afectaron la zona del Alto Valle de Neuquén y Río Negro.
Como consecuencia de estos efectos climáticos, se prevé que sólo entre un 30% y 35% de lo producido llegará en óptimas condiciones comerciales a los galpones de empaque, según destacó un informe realizado por la Federación de Productores de Frutas de Río Negro y Neuquén junto con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Esta entidad reflejó que se produjeron en 2016 cerca de 1,01 millón de peras y manzanas en las mencionadas provincias, lo que significa un 18% menos que en 2015, y 42% menos que en 2011, con una caída en las exportaciones del 7,6% en volumen contra 2015.
En tanto, la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, también realizó un informe donde indica que la producción de peras y manzanas fue de alrededor de 1,8 millones de toneladas, con una exportación anual en promedio de 460.000 toneladas de peras y 280.000 toneladas de manzanas. La Agencia, que busca promover el comercio internacional, informó que en el caso de las frutas frescas en 2016 se exportaron unas 833.000 toneladas, que representaron u$s 880 millones, principalmente peras, limones, manzanas y naranjas.
Los limones se destacaron como los productos de mejor desempeño: incrementaron las exportaciones un 50%, con 95.000 toneladas más respecto a 2015. Los arándanos también crecieron (2100 toneladas más), al igual que las cerezas (1400 toneladas más).
Más allá de los números, los problemas de rentabilidad en las economías regionales no son nuevos y se mantienen en los últimos años. Hasta se agravan por cuestiones climáticas o de coyuntura económica, como las dificultades para exportar a Brasil.
En este sentido fueron las recientes reuniones que el Gobierno mantuvo con su par brasileño la semana pasada, con el fin de promover una mayor entrada de peras y manzanas a aquel país, entre otros productos:
"Se logró el compromiso de flexibilizar los controles sanitarios que eran muy estrictos, y que significó la pérdida del mercado brasileño para los productores argentinos a manos de los chilenos", afirmó a El Cronista Pablo Vernengo, Director de Economías Regionales de la CAME. Según su visión, los productores enfrentan bajos precios, costos en dólares altos, alta presión fiscal, escaso financiamiento, y para esta campaña, menor calidad y tamaño en la fruta recolectada.
En los últimos meses desde el Gobierno se contemplaron medidas atenuantes como el reintegro a las exportaciones de productos regionales como lana, camarones o peras y manzanas, incluyendo a toda la cadena productiva. En el caso de las frutas, los reembolsos pasaron del 5% al 8,5% de las exportaciones. Desde su asunción, el Gobierno avanzó con la eliminación del 5% en retenciones. Sin embargo, los datos marcan que en cinco años se perdieron 4000 hectáreas de superficie plantada (se estima además que hay otras 15.000 en estado de abandono), unos 2 millones de jornales, las exportaciones cayeron 36%, la producción se retrajo 42%, y se estima que el sector se descapitalizó en más de
u$s 787 millones.