El oficialismo rechaza que bajen de 1,5% a 0% aranceles para débito y de 3% a 1,5% para crédito. Buscan un punto intermedio y beneficios a los usuarios.
"A priori, será una discusión encendida, ya que hay muchas voces encontradas e intereses contrapuestos", revela el directivo de una tarjeta de crédito, que estará mañana a las 14 en el Anexo C de Diputados, donde habrá una reunión informativa para avanzar con la Ley de Tarjetas. Se darán cita todas las partes involucradas: legisladores de los diferentes bloques, la Cámara Argentina de Comercio, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, la Cámara de Tarjetas de Crédito y Compra (ATACYC), representantes de los bancos y autoridades del BCRA.
"Desde el sector tarjetas vamos a argumentar por qué no se debe bajar del 3% al 1,5% y por qué debe hacerse una revisión más integral del sistema, algo más gradualista y no una baja sistemática", confiesan. Según pudo saber este diario, desde el oficialismo vetarían esta baja de las comisiones a la mitad y propondrían algo intermedio, en torno al 2% para crédito y 0,6% para débito.
Las tarjetas propondrán la reducción del arancel gradual a un plazo de cuatro años y mantener planes de cuotas a largo plazo y descuentos como se vieron en el último tiempo. También hacer una revisión integral: qué pasa con los costos fiscales que afronta el sistema de tarjetas de crédito, qué pasa con las promociones en cuotas cero interés, como se sostendrían y qué pasa con el proyecto del oficialismo que impulsa la Secretaría de Comercio.
Desde ATACYC sostienen que la posición de CAME es infundada, ya que argumentan que los aranceles en la región son más bajos que acá y no es así (lo demostraron con información de los mismos Bancos Centrales de los países vecinos). Por otro lado, argumentan que el proyecto con media sanción en el Senado es reduccionista y aplica de manera intempestiva una reducción del 3% al 1.5%, generando una transferencia de dinero de un sector al otro, sin beneficios para el consumidor.
El sector aboga por una mirada más integral de las distintas partes del sistema: rol de los bancos y tarjetas, rol de los comercios, rol de los consumidores, planes, tasas, comisiones y adquirencia. Además, recalcan que no es lo mismo una tarjeta bancaria que una no bancaria: el negocio es diferente, para ejemplificar: el arancel en las tarjetas no bancarias representan entre un 30 y 40% de los ingresos, ya que tienen otra estructura de costos, pues del 3% que le cobran a los comercios el 1,5 se lo lleva recaudación y morosidad. Por eso, habrá aranceles más altos para las tarjetas no bancarias.
En los bancos quieren replicar el proceso que se hizo en Brasil por decreto del Gobierno, donde se compite en atención al comercio. Hacen foco en que, al exigirles que bajen las comisiones en forma tan brutal, habrá mayor presión por ganar en otro lado. En Uruguay, por ejemplo, cobran una comisión fija del 2% por consumos en el exterior.
Pero para que no sea sólo un traslado de beneficios de los bancos hacia los comerciantes, buscan beneficios que impacten en forma directa en el consumidor, como una baja en los costos de renovación anual de las tarjetas de crédito y una menor comisión en la financiación del pago mínimo, lo que en la jerga se denomina el revolving.
Daniel Lipovetzky, diputado nacional del PRO y presidente de la Comisión de Legislación General, anticipó a El Cronista que habrá muchos aspectos a considerar, como el monopolio que tiene Visa.