Como si se tratara de la final de un campeonato de fútbol, Cristian Palomo cayó de rodillas al piso, rompió en llanto y levantó el brazo en señal de triunfo.

Con la misma pasión que se celebra un título en el deporte más popular de Argentina, Palomo recibió el primer puesto del Mundial de tango 2016 junto a su compañera Melisa Sacchi por encima de 39 parejas argentinas y de otras latitudes finalistas de la categoría pista el martes en el estadio Luna Park de Buenos Aires.

Palomo y Sacchi, subcampeones en 2015, obtuvieron una calificación de 9.164 puntos otorgada por un jurado de siete miembros que evaluaron la conexión, la musicalidad y la elegancia en el andar en esta categoría de baile que se asemeja al de las tradicionales milongas de Buenos Aires.

El subcampeonato quedó para María Laura Sastria y Carlos Estigarribia, y el tercer puesto fue para Dana Zampieri, ambas parejas también argentinas.

Los colombianos Jennifer Orejuela y Douglass Risso, oriundos de Bogotá, finalizaron quintos y fueron los extranjeros mejor ubicados. También acudieron representantes de Italia, Holanda, Rusia, Venezuela y Corea del Sur.

Los campeones -ella de vestido negro, zapatos del mismo color y pelo recogido; él de traje negro, camisa blanca y cabello engominado- habían finalizado en la 14ta posición en la semifinal del sábado. Sin embargo, en la noche decisiva deslumbraron al jurado con una combinación de barridas, sacadas al piso, enrosques y otras figuras en la última ronda de baile de las cuatro en que se divide la final. En cada ronda diez parejas bailaron tres clásicos del popular género rioplatense.

De acuerdo al reglamento del tango pista, los bailarines no pueden separarse mientras dure la música; el cuerpo de uno de los integrantes de la pareja debe estar contenido en todo momento por el abrazo del otro, y deben trasladarse en sentido contrario al de las agujas del reloj, sin retroceder.

Los campeones ganaron unos 4.000 dólares.