Han bastado poco menos de dos años para pasar de venerado a detestado.Justo antes de precipitarse hacia el abismo, pocos había en el oficio al que rindieran tanta pleitesía, un pantocrátor de lo suyo. Hasta que se hizo visible la punta de un escándalo superlativo y el castillo de naipes comenzó a derrumbarse como la moral de un condenado a muerte. Bonito cumpleaños le espera hoy a Kevin Spacey, aunque sean 60 los que celebra.

Antes de que un actor 47 años, le acusara de abusar sexualmente de él cuando solo tenía 14 en una fiesta en Nueva York, Spacey deleitaba a medio mundo con su interpretación del más siniestro de los presidentes, Frank Underwood. Se disponía a rematar la faena con la sexta y última temporada de la soberbia creación de Beau Willimon, House of Cards, cuando Netflix decidió mandar a la tumba a su personaje, además de condenar al destierro la que pintaba como una película de mucho calado, Gore, una cinta basada en la existencia del escritor Gore Vidal.

Tenía, además, proyectos varios en el disparadero. Como Todo el dinero del mundo, haciendo del avaro y millonario Jean Paul Getty, que obligó a Ridley Scott a eliminar todas sus escenas y volverlas a rodar con otro actor, Christopher Plummer. Pero en poco tiempo se quedó opciones y optó por el silencio. Spacey se esfumó sin dejar rastro.

Eso sí. Ahora parece tener un atisbo de esperanza al que agarrarse. A punto de alcanzar los 60, han vuelto a resonar los ecos de su posible vuelta a la interpretación después de que el pasado miércoles 17 de julio se retiraran los cargos que pesaban en su contra en Massachusetts por el abuso de un joven de 18 años.

El caso se ha archivado después de que la presunta víctima se haya negado a declarar sobre la desaparición de su teléfono móvil y los mensajes de texto borrados que podrían haber servido como prueba. El joven clama que el actor le trató de emborrachar en un bar de Nantucket (Massachusetts) y que le agarró los genitales.

Ese caso llevó a Spacey a romper su silencio en enero de este año tras muchos meses alejado del ojo público. Lo hizo desde su casa y encarnando a Frank Underwood, su personaje de House of Cards.

"Sé lo que quieres. Claro, han tratado de separarnos, pero lo que tenemos es demasiado fuerte, demasiado poderoso", comienza diciendo el de South Orange en una grabación titulada Let's Be Frank ('Seamos honestos', en un juego de palabras con el personaje de la serie). "Es decir, después de todo, hemos compartido todo tú y yo. Te he contado mis secretos más profundos y oscuros, te he enseñado exactamente de lo que es capaz la gente. Te he sorprendido con mi honestidad, pero sobre todo te he retado y hecho pensar".

Después, habla de un posible regreso a la actuación, mirando a ratos a la cámara con gesto desafiante. "Tú me quieres de vuelta. Por supuesto, que hay algunos que se creen todo y han estado esperando que yo confiese todo", antes del alegato final. "No te apresurarías a juzgar sin hechos, ¿verdad? De todos modos, toda esta prisa por juzgar para un final tan insatisfactorio. Pensar que podría haber sido una despedida tan memorable".

La de Nantucket ha sido la última de una cascada de acusaciones que comenzó en octubre de 2017 con Anthony Rapp. El también actor alegó que Spacey trató de abusar de él en 1986, cuando tenía 14 años, durante una fiesta en casa del intérprete de Seven. A raíz de eso, Spacey emitió una disculpa por un incidente que no recordaba con claridad y que aprovechó para reconocer, abiertamente, su homosexualidad.

Tras Rapp, se sucedieron los nombres con historias similares. En total, 15 personas -una mujer entre ellas- que aseguraron que Spacey se propasó de una forma o de otra y que le obligaron a desaparecer del mapa. Fuentes cercanas al actor citadas por medios en EEUU aseguran que está ansioso por volver, que quiere hacer una gran puesta en escena para su primer proyecto y estar protagonizando películas en unos pocos años. Se antoja una empresa más que ambiciosa. Y más con 60 ya cumplidos.


El Mundo