"Basta para mí", había publicado Wanda Nara en su cuenta de Twitter el 31 de octubre de 2013. Ese día, la mediática había decidido separarse definitivamente de Maxi López después de cinco años de matrimonio. Tenía motivos de sobra para hacerlo, según contó ella tiempo más tarde. Sin embargo, en ese momento la noticia sorprendió a propios y ajenos.
Junto a los tres hijos de la pareja, Valentino, Constantino y Benedicto, Wanda preparó sus valijas y se dispuso a cruzar el Océano Atlántico desde Italia hasta Argentina, con el fin de buscar refugio en su familia. "¿Quién te va a agarrar con tres pibes?", dicen que le deslizó, en tono socarrón, su ex al verla tan decidida. Pero claro, en ese momento, Maxi no podía siquiera imaginar que su esposa ya había encontrado el amor en otros brazos. Y que estos eran, ni más ni menos, que los de su amigo Mauro Icardi.
Así las cosas, el escándalo por el divorcio quedó eclipsado rápidamente por el de la supuesta traición, que con el tiempo se llegó a conocer con el nombre de "icardiada". Es que la leyenda cuenta que allá por el 2005, siendo todavía un niño, Mauro se había acercado a López, por entonces jugador del Barcelona, para pedirle un autógrafo. Y que, cuando seis años después llegó a compartir club con él en el Sampdoria, se terminó convirtiendo en uno de sus mejores amigos.
Justamente, fue gracias a esta amistad que Icardi comenzó a frecuentar la casa de Wanda. Y la vio sufrir por las múltiples infidelidades que, según contó ella, le perdonó a Maxi por amor a sus hijos. Dicen que, sin entender cómo López la descuidaba, Mauro se fue enamorando de esta mujer a la que le prestaba su hombro para llorar. Y que, sin importarle tan mentados "códigos de caballeros", decidió que quería compartir su vida junto a ella.
"Wanda Nara, te amo, nunca me será sencillo decir lo que siento, porque descubrí que esas dos palabras llevan consigo un sentimiento sin límites", publicó Icardi en su cuenta de Twitter una semana después de blanqueada la separación de la mediática y Maxi.
En un primer momento, Wanda negó la relación. De hecho, tiempo atrás, ella misma había intentado hacer de celestina, presentándole otras chicas a Mauro, entre las que figuraba su propia hermana Zaira. "¿Cómo se va a fijar en mí, que le llevo seis años y tengo tres cesáreas", decía en aquel momento. Pero Mauro se había fijado en ella, nada más que en ella. Y, tan seguro estaba de sus sentimientos, que semanas más tarde decidió tatuarse su nombre en el antebrazo izquierdo, como para dejar en claro que esta era una historia para toda la vida.
Las demostraciones de amor de Mauro, en tanto, no quedaron ahí. En enero de 2104 le propuso matrimonio con un par de anillos de Bvlgari, mostró una camiseta que decía "Wan te amo" en medio del estadio del Inter y no dejó de meter goles cada vez que su club se enfrentó al Torino, dónde por entonces jugaba López.
Wanda y Mauro se casaron el 27 de mayo de 2014 y lo celebraron con una mega fiesta en el Palacio Sans Souci, en Victoria. En ese momento, algunos malintencionados hicieron hincapié en la pancita de la novia y se preguntaron si no estaría embarazada. Pues bien, Francesca, la primera hija de la pareja, nació el 19 de enero de 2015. Y el 27 de octubre de 2016, día del segundo aniversario del matrimonio, llegó Isabella para completar familia.
Lo que siguió a esto es una historia por todos conocida: regalos costosos, viajes lujosos, tapas de revistas, rumores de crisis y, finalmente, la certeza de que aunque haya muchos que no puedan entender este amor, Wanda y Mauro se siguen eligiendo cada día. Le pese a quien le pese.
Fuente: Infobae