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06/01/2020 08:35 hs

‘1917’ da la gran sorpresa en los Globos de Oro

Internacionales - 06/01/2020 08:35 hs
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El drama bélico de Sam Mendes y 'Érase una vez en... Hollywood', de Quentin Tarantino, triunfan en una noche desastrosa para las películas de Netflix y 'El irlandés' de Scorsese.

Así se calienta un estreno. Una película que no se puede ver hasta el próximo viernes, 1917, ganó este domingo el premio al mejor drama en los Globos de Oro de 2020. El drama bélico de Sam Mendes, inspirado por la experiencia de su abuelo en la Primera Guerra Mundial, se llevó el galardón más codiciado de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) en un año en el que elenco nominado era de muy alto nivel. Érase una vez en... Hollywood, la carta de amor de Quentin Tarantino a un Los Ángeles idealizado en el verano de 1969, fue seguramente la otra triunfadora de la noche. Ganó el premio a la mejor película en la categoría de comedia y musical, una clasificación discutible pero que sirvió su propósito. Además se llevó premios al guion y a Brad Pitt como secundario, y dejó claro que de nuevo a la industria le encanta verse reflejada en el cine, especialmente así de bien.

Las decisiones de los Globos de Oro dejan tocadas a las dos películas con más nominaciones de este año, El irlandés e Historia de un matrimonio. El drama de Martin Scorsese, con un elenco de mafiosos legendario, no se llevó ni uno de los cinco premios a los que aspiraba. El drama de Noah Baumbach sobre un divorcio estaba nominado a seis premios y solo ganó Laura Dern por su papel de abogada divorcista.

La noche fue un importante varapalo para la plataforma Netflix. Había marcado un hito en la irrupción de nuevos actores en Hollywood con un total de 17 nominaciones para películas y otras 17 para series. Cuatro de las 10 películas nominadas eran de Netflix. Se llevó solo dos premios, para una actriz de cine y otra de televisión.

La mejor actriz en drama fue Renee Zellweger, otra interpretación que ha impactado a la industria y la ha colocado como favorita a todos los premios de este año. Zellweger interpreta a Judy Garland en su decandencia en Judy. El discurso de la actriz fue emocionante porque había sido prácticamente desahuciada por la industria y esta temporada ha impactado a la crítica con su trabajo. “Estáis muy bien 17 años después”, dijo en el escenario. “Gracias por invitarme de vuelta a esta reunión familiar. La cumbre no importa. Lo importante es el viaje y el trabajo”.

Antonio Banderas estaba nominado a mejor actor de drama, por Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar, junto a Joaquin Phoenix. “Todos sabemos que no hay jodida competición entre nosotros. Soy vuestro puto pupilo”, dijo Phoenix al recoger sobre el escenario un premio que la industria daba por seguro hace meses. La que ha hecho Phoenix en Joker, de Todd Phillips, es una de las interpretaciones más celebradas en años.

La lista de estrellas que se reunió el domingo por la noche en los primeros premios importantes de Hollywood es irreproducible sin dejarse fuera una veintena. Una confluencia de factores juntó en el escenario del Hotel Beverly Hilton de Los Ángeles una cantidad de star power impactante incluso para esta ciudad. Había una extraña concentración de películas de primer nivel nominadas, sin comparsas de relleno y con repartos estelares. Aparte, los nominados en televisión hace tiempo que son las mismas estrellas que en cine. Con la guerra del streaming, todo el mundo está trabajando en algo. Y, además, la gala coincidía en pleno periodo de votación de los Oscar, cuyos finalistas se anuncian el lunes 13 de enero. Lo difícil es decir quién no estaba en estos Globos de Oro. “Estar ahí sentada viendo a todo el mundo es muy emocionante”, dijo Olivia Colman. “Estamos todo el rato: ‘Mira quién es ese, mira quién es aquel”.

Eso sí, cuando salieron al escenario Elton John y su pareja artística, el letrista Bernie Taupin, toda la élite de Hollywood se puso en pie a ovacionarles. Tagon Egerton, el actor que le interpreta en Rocketman, fue premiado como mejor actor en su categoría. John y Taupin volvieron a subir al escenario para recoger el premio a la mejor canción.

Este año, las películas en lengua extranjera han sido especialmente celebradas en Hollywood. Entre ellas, dos: Parásitos, del coreano Bong Joon-ho, y Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar. Era uno de los grandes duelos de la noche y el premio fue para la comedia negra de Bong. Parásitos estaba también nominada a dirección y guion, lo que indicaba de entrada cierta preferencia. Ambas continúan su promoción estos días de cara a los Oscar.

La categoría con más concentración de talento de primer nivel quizá era la de actor secundario. Brad Pitt, por Érase una vez en Hollywood, Anthony Hopkins por Los dos papas, Al Pacino y Joe Pesci por El irlandés y Tom Hanks por Un amigo extraordinario. Ganó Pitt por uno de los mejores papeles de su vida. Durante la presentación de un premio anterior, dijo: “Cuando le pregunté a Quentin cómo quería que interpretáramos a dos estrellas de cine envejecidas que están de salida, me dijo: ‘Sed vosotros mismos”. El premio es discutible. Pitt calificó a todos sus rivales de “dioses”, y lo son. Pero quizá en Pitt se junta que, además de estar brillante, no ostenta un estatus de leyenda a la altura de los otros y eso lo hace más gratificante.

La cara de Martin Scorsese mientras Tarantino subía a recoger el premio al mejor guion indicaba que no lo veía del todo claro. Tarantino le dio la razón: “No me puedo creer que haya ganado a Steve Zaillian (guionista de El irlandés)”. La competencia entre dos de los mayores creadores de Hollywood sufrió la sorpresa, sin embargo, en el premio a la mejor dirección. En una lista con Tarantino, Scorsese, Bong Joon-ho y Todd Phillips, el mejor director fue Sam Mendes, por 1917, un drama bélico que aún no se ha estrenado en Estados Unidos pero que ha impresionado a los críticos por su técnica: Mendes hace que parezca entera un solo plano secuencia. “No hay un director en esta sala ni en el mundo al que no haga sombra Martin Scorsese”, dijo Mendes para suavizar la sorpresa.

Aparte de los 25 premios que reparten los Globos de Oro, la gala tiene dos premios honoríficos, el premio Cecil B. De Mille, como homenaje a una carrera en el cine, y desde el año pasado el premio Carol Burnett para profesionales de la televisión. La segunda persona en recibir ese premio fue este domingo Ellen DeGeneres. La presentadora se convirtió en un símbolo de los derechos civiles en 1997, cuando en la cumbre de su carrera, con una serie propia con su nombre, reveló que era homosexual. DeGeneres fue despedida. Hoy es una de las caras más importantes de la televisión. En el escenario, hizo un magnífico monólogo cómico que queda para YouTube. El premio Cecil B. De Mille este año fue para Tom Hanks. Solo el vídeo de introducción con sus mejores momentos en pantalla era suficiente.

En televisión, los Globos rompieron con su tradición de descubrir series nuevas para el público. Tampoco había mucho margen para hacerlo, puesto que las series que triunfaron el año pasado siguen reinando. El mejor drama fue Succession, de HBO, y la mejor comedia Fleabag, de Amazon. No hubo ninguna duda, hasta el punto de que el mejor actor fue Brian Cox y la mejor actriz Phoebe Waller-Bridge. Solo competía seriamente con ellos la tercera temporada de The Crown. Olivia Colman, la nueva reina Isabel, se llevó el premio a mejor actriz. La mejor miniserie fue Chernobyl. La HFPA no pudo más que repetirse con los premios Emmy y solo se permitió una excentricidad, que fue premiar como mejor actor de comedia a Ramy Rousseff, creador de Ramy. “Ya sé que no habéis visto mi serie”, dijo en el escenario.

El mejor actor de miniserie fue Russell Crowe por interpretar al fundador de Fox News en La voz más alta. Crowe estaba en Australia “protegiendo a su familia de los incendios”, dijo Jennifer Aniston. Envió un mensaje en el que decía que la espantosa ola de incendios es consecuencia del cambio climático. Fue un detalle en una gala donde la lucha contra el cambio climático era uno de los temas que querían poner los organizadores en televisión. Por ejemplo, todo lo que se sirvió en la cena era vegano.

La decisión de contratar un año más a Ricky Gervais para presentar la gala tenía todas las opciones de resultar repetitiva y cansina. Gervais estuvo brillante, con una introducción en la que se mofó de Scorsese (por no ser lo bastante alto para disfrutar de un parque de atracciones) o de Joe Pesci (al que llamó "Baby Yoda"). Hubo suspiros de horror cuando mencionó al pedófilo Jeffrey Epstein y aun así consiguió seguir con la broma y meter al príncipe Andrés. Gervais tuvo pocas intervenciones, no intentó secuestrar el espectáculo y dejó la bilis justo al límite para hacer reír mucho.

Gervais se reservó la última bofetada para el final: “Sandra Bullock actuaba en Birdbox, una película en la que hacía como si no viera nada. Igual que trabajar con Harvey Weinstein”. Estupor en la sala. “¡Vosotros lo hicisteis, no yo!”.


El País 

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