Dicen que cuando una lechuza revolotea sobre una casa, anuncia la enfermedad de un individuo. O que cuando canta tres veces seguidas, anuncia su muerte. Son muchas las leyendas y supersticiones que, por su silencioso vuelo y su aterrador canto, atribuyen a esta ave nocturna la muerte y la catástrofe. Sin embargo, la realidad es que, en la actualidad, es esta especie la que está sufriendo un declive de sus poblaciones.

Es por eso que 2018 es el año de la lechuza común. Tras una votación popular propuesta por SEO/BirdLife -llevada a cabo por 3.796 socios y simpatizantes-, esta ave de mal agüero ha sido elegida protagonista de la campaña Ave del Año, que en 2018 cumple su 30 aniversario, frente al chorlitejo patinegro y el alimoche común. Con esta iniciativa, la organización pretende reflejar "el mal momento que sufre la avifauna ligada a las zonas agrarias y que, entre otras cuestiones, evidencia problemas como la pérdida de hábitat, los efectos del actual modelo agrícola o el despoblamiento rural".

"La ciudadanía ha decidido que pongamos el foco en la lechuza común. En silencio, como cuando vuela, esta especie nos avisa, desde hace años, sobre la paulatina pérdida de vida en el campo. Se la ve menos, se la oye menos. Ocurre lo mismo con los insectos. Con los roedores. Con los paisajes y con el paisanaje", señala la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.

En la última década, la lechuza ha sufrido un declive poblacional de en torno al 13%, llegando incluso hasta al 50% en la denominada región mediterránea del sur, que comprende Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, parte de Aragón, Madrid, Cataluña y Extremadura.

La lechuza común está incluida en el 'Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial'. Queda prohibida cualquier actuación hecha con la intención de capturarlas, perseguirlas, molestarlas o matarlas, así como la destrucción o deterioro de sus nidos. Además, en Canarias, habita una subespecie de la lechuza común, llamada lechuza majorera, que aparece en la categoría 'En peligro' en el Libro Rojo de las Aves de España.

Una de las principales causas de su declive es el abuso de los plaguicidas y rodenticidas en los cultivos, que contribuyen a la pérdida y el envenenamiento de las especies de las que se alimenta la lechuza. "Hay menos diversidad de hábitat, menos insectos, menos roedores y, por tanto, menos alimento para las aves agrarias, que además sufren envenenamientos secundarios", advierten desde SEO/BirdLife.

Por otro lado, la especie también se está viendo afectada por el continuo despoblamiento rural. Pierde lugares tradicionales de nidificación como campanarios, caseríos o granjas. Además, según explica a EL MUNDO Juan Carlos del Moral, responsable de Ciencia Ciudadana, la lechuza está muy ligada a los graneros, en los que existe una fauna de la que se alimenta la lechuza. De esta forma, "al abandonar los pueblos, se abandona también el sistema tradicional de ganadería y agricultura que mantiene a la población de roedores, fuente principal de alimentación para la especie".

Mejorar las poblaciones de lechuza pasa por una mejora de la biodiversidad en el medio rural desde el ámbito legal, según defiende la organización. Consideran que la ley principal y más dañina para el medio ambiente es la Política Agraria Comunitaria (PAC). "Estamos luchando para que la nueva reforma de la PAC no beneficie a los grandes productores, que son los que cultivan con herbicidas y plaguicidas, y para que la política agraria produzca más calidad y menos cantidad", afirma Del Moral.

Además, SEO/BirdLife impulsará nuevas vías de trabajo con consumidores, agricultores, ganaderos y municipios del medio rural, entre otros, para mejorar el hábitat y las condiciones de la lechuza. "Queremos trabajar con la gente para que se mantengan en sus pueblos, que no tengan que abandonar los núcleos rurales donde han vivido siempre y para que sean ellos los subvencionados y puedan mantener así sus cultivos de forma sostenible", explica Del Moral.

El Ave del Año también centrará su acción en el ámbito internacional y es que, desde que saltara a la fama la saga de Harry Potter, en los últimos años se ha disparado el comercio ilegal de la lechuza y de otras especies de búho en algunos puntos del planeta, especialmente en el sudeste asiático."BirdLife tiene representación en muchos países. Queremos luchar contra ese comercio ilegal haciendo presión en cada uno de ellos, para que las vías de comunicación no permitan el transporte de estos individuos, para que las multas y sanciones sean mucho mayores y para que se acabe de una vez con el comercio de lechuzas en las tiendas y negocios", concluye Del Moral.

Desde que SEO/BirdLife pusiera en marcha esta campaña de comunicación y conservación en 1998, cada año pone el foco de atención sobre una especie que presenta un declive en sus poblaciones o ve amenazado el hábitat en el que vive.