La lavanda es una planta cargada de personalidad que evoca imágenes inolvidables de la Provenza francesa. Esos campos inmensos que se cultivan en esa región del sur de Francia cuando florecen crean una alfombra inmensa de color morado. Pero no hace falta tener un campo inmenso para cultivar esta preciosa planta, desde una sencilla maceta a un amplio parterre pueden ser superficies adecuadas para cultivar esta emblemática planta mediterránea.
Resulta además una planta fácil de cultivar y de mantener, no se precisan grandes conocimientos ni estar constantemente pendiente de ella para obtener magníficos resultados. Y si tenemos unas cuantas plantas tendremos garantizado un aroma suave y limpio en nuestro jardín. La lavanda además es una planta muy útil pues con ella podemos preparar creaciones artesanales, esencias e incluso aromáticos tés.
Consejos de cultivo
- La lavanda, en cualquiera de sus variedades, necesita un suelo bien drenado. Así que si tenemos en el jardín una zona de terreno arenoso o con grava será ideal.
- Tolera bien la sequía aunque florecerá mejor si regamos cuando el terreno esté seco.
- No necesita mucha fertilización, como mucho un poco en primavera.
- Hay que segarlas en primavera a un tercio de su altura para que se renueve cada año y florezca mejor.
- La recolección de las flores de lavanda es mejor hacerla cortando un tallo largo. El mejor momento para la recolección son las primeras horas de la mañana así conservarán mejor el aroma.
Fuente: guiadejardineria