Isabel Ribotta (78) es una de las 800 personas argentinas varadas en Italia por la pandemia del coronavirus. Llegó al país europeo con su marido Arturo Padula (77), pero el hombre falleció apenas tocaron tierras italianas. 

Isabel y Arturo son riocuartenses. El martes 3 de marzo iniciaron un viaje en crucero hacia Europa. Sin embargo, a mitad de camino, Arturo se enfermó de bronquitis. Su estado de salud fue empeorando y el hombre falleció en un hospital poco después de arribar a Civitavecchia, localidad ubicada a 70 kilómetros de Roma. Isabel se enteró por teléfono y desde ese día, permanece en un hotel de esa ciudad.

Adalberto Padula, hijo de Isabel y Arturo, dialogó este lunes por la tarde con La Vuelta del Perro y contó la situación que le toca vivir a su madre. Explicó que como pidió el canciller Felipé Sola, trata que se difunda la situación de su mamá para que de alguna forma pueda regresar al país.
 
“Por el momento no  tenemos mucho apoyo de cancillería argentina”, expresó Adalberto.  

“Lleva más de 15 días, no tenemos nada ni hay perspectivas de algún vuelo o algo para poderla traer y a los restos de mi padre”, planteó y añadió: “Está sufriendo, está sola, perdió a su marido, en un país que no conoce”.

Adalberto aseguró que pese a la situación, su madre se encuentra en buen estado de salud. Relató que tanto a ella como a su padre los paraban en cada traslado y les hacían un control para ver si tenían coronavirus, pero siempre les dio negativo a los dos.

Isabel es paciente oncológica y eso dificulta su estadía en Italia, aunque su hijo aclaró que pudo recibir medicamentos. “La gente del hotel la cuida mucho”, aclaró su hijo.

“Es todo una complicación que hace la distancia y el aislamiento que vive el mundo hoy en día”, señaló Adalberto y reiteró su pedido a Cancillería para que se pueda repatriar a su madre.
 
El pedido de Adalberto que circula en las redes sociales

Escribo esto pidiendo ayuda en la difusión del caso de mi madre, haciéndome eco de las palabras de nuestro Canciller, Felipe Solá, quien en su exposición frente a Diputados el 9 de abril pasado,  sugirió que quienes necesitaran asistencia por encontrarse en el extranjero y en estado de vulnerabiliadad, se hicieran notar en cuanto medio les fuera posible, para saber de su situación y poder encausar su regreso.

Mis padres, Isabel Ribotta de 78 y Arturo Padula de 77 años, ambos de Río Cuarto, tomaron uno de los cruceros de la empresa Costa, que zarparon desde el puerto de BsAs el 3 de marzo pasado (antes del momento en que se sugirió el aislamiento social, previo a la cuarentena actual). Lo que sucedió en la travesía es largo, pero en síntesis mi padre tuvo una descompensación de salud y a la hora de desembarcar en Italia no pudieron tomar ninguno de los vuelos charters que la empresa generó para retornar hasta  Ezeiza a casi todos los argentinos de abordo. Se trataba del barco Costa Pacífica, en el que hasta que bajó el último pasajero, no se registraron casos de contagiados. El caso de mi papá tuvo que ver con una recaída de un cuadro previo, por lo que al desembarcar en el puerto de Civitavecchia, fue necesario internarlo en un hospital y ubicar a mi mamá en un hotel ya que no se le permitió quedarse con él por el protocolo actual de todos los hospitales de Italia.

A los pocos días mi papá falleció y desde entonces ella quedó aislada en su hotel. A salvo, pero encerrada y, hasta el momento, sin opciones para volver.

Desde que supimos que el barco sólo podría amarrar en Italia estoy en contacto diario con la Embajada. Puedo ver cómo el personal de la Embajada y de los Consultados están encima de los más de 1.600 argentinos que están en ese país pidiendo volver, entre los que mi mamá integra una lista de más de 150 de altísima vulnerabilidad. De hecho, en su caso particular, ella cuenta con al menos 3 motivos de los que prevé el DNU sobre cierre de fronteras, por los que se consideran excepciones por vulnerabilidad. Pero la realidad es que con la extensión de las cuarentenas en todos los países, no hay vuelos convencionales y LOS EQUIPOS DE EMBAJADAS COMO LA DE ITALIA, una de las peores zonas, SE ESTÁN QUEDANDO SIN OPCIONES PARA ENVIAR A LA GENTE DE REGRESO, SALVO QUE SEA POR LA INTERVENCIÓN DIRECTA DE LOS ESTADOS para que se abran fronteras y se habiliten despegues o aterrizajes. Algo que desde que mi papá falleció, no está pudiendo llevarse a cabo ni para mi mamá, ni para el resto de casos similares al de ella. 

Vuelvo al comienzo. Fue el mismo Canciller quien dijo que se hicieran notar para poder destrabar las vías para que vuelvan.
 
Intento que este caso se pueda mostrar como un testigo de todos los varados que, no presentando síntomas, no sólo están sin plan de contingencia en uno de los peores lugares del mundo en este momento, sino que además son muy vulnerables.
Muchas gracias desde ya por ayudarnos a ponerlo en los medios.
 
Adalberto Padula