La noche del 14 al 15 de abril de 1912 el Titanic, que entonces era el buque más grande del mundo, se hundió dejando casi 1500 muertos.
A 108 años de la catástrofe marítima más grande del mundo, se conoció que un riocuartense llamado Edgardo Andrew estuvo en el Titanic.
Edgardo Andrew nació en córdoba 28 de marzo de 1895, era el menor de ocho hermanos hijos todos de un inmigrante ingles (Samuel Andrew) que en esta provincia administraba una estancia llamada "El durazno" y que ademas fue quien lo condenaría a una muerte con connotaciones de "fama" en la historia mundial sin sospecharlo siquiera...
Siendo Edgardo aun un adolescente de 16 años partirá en 1911 hacia Gran Bretaña para así poder cursar estudios de Ingeniería Mercantil y seguir la carrera que también había elegido su hermano mayor Alfredo Andrew, nacido este también en nuestro país y quien haciendo carrera en la marina argentina como ingeniero naval había sido destinado en 1911 a Estados Unidos para llevar adelante una inspección de la construcción de dos barcos de guerra pedidos por el gobierno nacional, uno era el buque Rivadavia y el otro el acorazado Moreno.
Un año después, el ingeniero, se encuentra invitando a su hermano menor a visitarlo a Nueva York y ademas quizás quedarse a vivir un tiempo con el, así que el muchacho reserva boleto para cruzar el Atlántico a bordo del RMS Oceanic, pero resulta que en esa fecha sucede una huelga realizada por los trabajadores del carbón lo que obliga a la empresa naviera (White Star Line) a utilizar todo su combustible disponible mayoritariamente en el inmaculado RMS Titanic, muchísimo mas lujoso que el otro buque. Por esta razón cambian a Edgardo de transatlántico y lo trasladan a el "insumergible" en segunda clase, que por el increíble lujo de la nave equivalía a la mejor primera clase de cualquier otra nave de la época ,echo que pone contentísimo a el muchacho (lo expresa en una postal mandada a sus padres) sin saber que dentro de 4 días su suerte estará sellada en el fondo del mar.
Próximo a partir (lo hará el lunes 10 de abril de 1912) recibe una carta de su "prometida", también ella hija de inmigrantes Ingleses y nacida en Argentina llamada Josefina Cowan, dándole a saber que se encontraba viajando hacia Inglaterra y que por supuesto iría a buscarlo, sin saber esta del pronto viaje de su novio, a lo que Edgardo le contestara desilusionado del desencuentro con esta premonitorias e increíbles palabras; "No puede imaginarse cuánto siento el irme sin verla y tengo que marchar y no hay más remedio ... Figúrese Josey (así llamaban en la familia a josefina) que me embarco en el vapor más grande del mundo, pero no me encuentro nada de orgulloso, pues en estos momentos desearía (sic) que el Titanic estuviera sumergido en el fondo del océano"...
Ya todo sabemos después como prosigue la historia del Titanic en la que Edgardo sera uno mas de los 1500 y tantos muertes acontecidas en el desastre y otro entre cientos de cuerpos que no pudieron ser encontrados, pero su increíble historia proseguirá un poco mas en el futuro...
En el año 2000 en una expedición de rescate de objetos del pecio del barco ,se encontraron a pocos metros del casco partido un bolso de cuero en increíbles condiciones de conservación, debido a la salinidad, el frío y el poco oxigeno del agua a 4000 metros de profundidad, que es mas o menos donde se encuentra hundida la nave. Una vez llevado a la superficie encontraron que dentro de este había: libros, cartas, sobres, pantuflas, un tintero de vidrio, zapatos, toallas, un sombrero y... ¡postales de Río Cuarto! Este bolso era el perteneciente a Edgardo Andrews que increíblemente viajaba a través de las profundidades del tiempo y del océano propiamente dichas hasta la actualidad. Debido a que todo lo que se encuentra en un pecio pasa a ser de propiedad de quien lo rescata en aguas internacionales, todas estas pertenencias se encuentran hoy en exposición en la gira itinerante que periódicamente se hace del famoso transatlántico y a pesar que existen descendientes de la familia Andrew no tienen derecho legal alguno para reclamar por ellos.
Fuente: Alejandro S Gonzalez