Por todos los acontecimientos y hechos que pasaron un 24 de junio, muchos se animarían a reclamar que merece ser feriado.
El 24 de junio podría ser un día como cualquier otro para todos los argentinos. Sin embargo, esta fecha será recordada por siempre. Hubo nacimientos de leyendas del deporte, de la literatura, goles históricos y pérdidas imborrables para la música.
Parece un día más, pero difícilmente se lo tome como tal. Los 24 de junio refieren a acontecimientos que hacen recodar glorias del pasado, de hoy y de mañana, nombres que serán eternos para la historia argentina.
¿Qué lo relaciona al fútbol? Es que un 24 de junio nacieron Lionel Messi y Juan Román Riquelme. Palabras sobran, pero nunca está de más recodarlos. La estrella del Barcelona es el mejor jugador del mundo. El terror de los récords ajenos. Alguien destinado a ser el mejor futbolista de la historia. El otro, es el máximo ídolo de Boca Juniors. El amante de la pelota. El último torero.
Además, hay goles imborrables. El 24 de junio de 1990, en el estadio delle Alpi de Turín, Argentina le ganó 1 a 0 a Brasil en el Mundial de Italia. En la retina y memoria de cada fanático del fútbol quedará por siempre la guapeada de Diego Maradona contra los brasileños y la gambeta de Claudio Caniggia al arquero rival para sellar el 1-0 final.
Dieciséis años después, el equipo que por aquel entonces dirigía José Pékerman eliminaba a México del Mundial de Alemania 2006. Un atrevido la bajó con el pecho y le dio un zurdazo de aire. Ángulo –mientras el arquero Oswaldo Sánchez ya suponía que no había nada para hacer- y gritos por doquier. Golazo de Maximiliano Rodríguez. Cómo olvidarlo...
En este día también nació Juan Manuel Fangio. El quíntuple campeón de Fórmula 1 perdió su récord de máximo ganador histórico de la competencia a manos de Michael Schumacher (siete títulos), pero para el propio alemán, Fangio fue el mejor de todos: "Él está en un nivel más alto que yo. Absolutamente, no hay comparación posible", declaraba años atrás.
Pero los nacimientos no terminan acá. Ernesto Sabato es otro que abrió los ojos un 24 de junio. En sus libros descansan las ideas y sueños de uno de los próceres de la literatura argentina.
Igualmente no todos son recuerdos alegres. Hubo tragedias desoladoras. En el año 1935, en un accidente de aviones en Medellín, Colombia, Carlos Gardel perdió la vida junto a Alfredo Le Pera y Guillermo Barbieri. Sus melodías y poesías aún viven en el recuerdo de los arrabaleros y apasionados del tango.
Por último, el 24 de junio del año 2000 falleció Rodrigo Alejandro Bueno en un accidente automovilístico. Un ser dueño de un carisma inigualable. Oír cantar al “Potro” cordobés es recordar sus locuras y sus pelos de colores. Dejó un legado que durará por décadas.
Por eso, a pesar de parecer un día como cualquier otro, el 24 de junio tiene grandes alegrías y tristezas. Hasta se podría decir que tiene vida propia. Una fecha que lograría que cada persona que sienta los colores patrios diga “Gracias a Dios soy argentino”.