Empezamos una nueva onda encantada, por trece días nos guiará el mago, dios de raza blanca, ese que tanto necesitamos, el que nos trae alivio y consuelo, el único que nos dará un milagro si se lo pedimos; para esto primero hay que aprender a pedir para después recibir; el mago nos renueva la fe, el saber que estamos acompañados, guiados, observados, escuchados.
Nos obligará a ser impecables con las palabras, porque en su presencia todo se materializará. Le encanta que le prendan velitas, símbolo de la luz, ya que representa a los seres de luz que nos acompañan.
Es el arquetipo de que lo imposible se hace posible, de la bendición imprevista, la sorpresa. Es a lo que llamamos milagro, una acción sobrenatural que altera el orden natural. Lo atemporal.
Cada vez que miro al mundo roto, el que desespera y entristece, el que no tiene solución, que va directo al descarte, el que da enojo y culpa a la vez, ese mundo que somos todos, casi por reflejo recuerdo a este dios, que nos renueva por completo la fe, porque si tiene un poder es el encantamiento para que recordemos nuestra fuerza y sabiduría espiritual.
Sin lugar a dudas, serán días mágicos si estamos alineados con el pensamiento, palabra y emoción, para crear nuestra propia realidad.
Si a esta energía la recibimos dormidos, estaremos tentados por la magia negra, que no es más que usar nuestra energía para alterar la realidad del otro a nuestro antojo. A observar esta sutil diferencia!!!!
Que el mago nos acompañe!!