Según un estudio, tres elementos, combinados entre sí, hacen que un tema musical sea irresistible.
¿Cuántas veces se nos pega una canción en la cabeza y no podemos dejar de cantarla más? Se tararea todo el día, está ahí, en el movimiento del pie, en el silbido bajito, en el golpecito contra la mesa. Algo de eso, o quizás todo, tiene la canción “Despacito”, de Luis Fonsi, que ya se convirtió en el suceso del año y que, según un estudio científico, cumple con los tres elementos que debe tener un tema para transformarse en un hit irresistible.
Lo explican los neurólogos, los músicos, los productores y también los DJ. Para que una canción sea exitosa no hay certezas ni una fórmula mágica para crearla, pero sí hay tips que se deben seguir para que sea un hit; para que se cante y se baile aunque no el género no sea del gusto personal. ¿Por qué ocurre esto? Un informe reciente del Departamento de Psicología de la Western Washington University de Estados Unidos señala que existen tres elementos claves que hacen de una canción la más pegadiza. El primero es que el cantante sostenga la palabra sílaba por sílaba (“Des-pa-cito”), que haya muchos sonidos (agudos y graves, rápidos y lentos) y que el cantante tenga una voz aguda, lo que indica más dosis de energía. Todas esas claves convergen en el tema de Fonsi, que se convirtió en la primera canción latina y en español en alcanzar el primer puesto de la lista global de temas más escuchados en Spotify.
“La canción tiene una gran capacidad para generar endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad”, dice el neurólogo Néstor Braidot y continúa con la explicación sobre por qué una canción puede gustar aunque una persona prefiera escuchar otra cosa: “Antes se creía que las neuronas estaban dirigidas por el sistema nervioso, pero ahora sebemos que hay muchas que se espejan en el comportamiento del otro. Alguien riendo, bailando o cantando, es muy probable que genere lo mismo en quien lo mira”.
La que opina también es Jorgelina Benavidez, directora de Terapias Basadas en las Artes de INECO: “El sistema motor es muy sensible al estímulo auditivo, lo hace sin que nos demos cuenta. Tiene la capacidad de ajustarse a ritmos externos, de sincronizar con los ritmos que escuchamos generando ciertos patrones de movimiento. Por ejemplo como cuando está sonando una música de fondo y de repente nos encontramos moviendo el pie al ritmo de la misma sin proponérnoslo”.
La canción de Fonsi junto a Daddy Yanke terminó de reventar cuando a ellos se sumó Justin Bieber. Acompañada de un piano, violín o saxo coparon las redes sociales y hasta la versión futbolera llegó a la tribuna de la mano de la hinchada de San Lorenzo. “Hacía rato que no pasaba algo así. Nació en el verano pero todavía suena por todos lados”, dice Carlos Prattico, DJ de Bahía Blanca que toca también en Mar del Plata: “Es tremendo porque el inicio con la guitarra ya genera euforia, gritos de todo tipo. Es una locura”, cuenta cada vez que pone el tema en el horario top de las 3.30 de la mañana.
Pero detrás de todo éxito hay una cocina, un “chef” que se encarga de mejorarlo, de hacerlo exquisito. Pablo Durand tal vez sea uno de ellos. Productor musical de grupos como Mambrú y Los Auténticos Decadentes dice que una canción es pegadiza cuando se cuenta una historia con la que la gente se identifica y agrega: “Si el estribillo es el momento en el que la cancion ‘explota’, es muy importante el tiempo. Si se tarda cinco minutos en llegar, diría que no es bueno para que sea hit”.
Sobre el estribillo también hace foco el productor Fernando López Rossi: “Es lo fundamental para crear el hit. Es casi como una canción aparte. Se pueden tener estrofas buenas, pero si el estribillo es malo no funcionará, distinto es al revés. Un hit tiene que ser efectivo, no puede ser rebuscado ni con acordes raros. Deben tener estribillos cortos y repetitivos”, dice el descubridor de Bandada y productor de Chayanne.