A esperar, a rezar para que las combinaciones de resultados la clasifiquen a los octavos de final. La Argentina hizo su parte al golear 5-0 a Guinea en el cierre de su participación en el Grupo A del Mundial de Corea del Sur. Una actuación apabullante, contundente. Sin margen de error, el equipo jugó con actitud, personalidad, y se llevó por delante con juego a un rival que no encontró la fórmula para contenerla. Pero la selección no depende de sus propias energías para seguir en la Copa del Mundo. Con tres puntos y una diferencia de +1 gol (6 a favor y la misma cantidad en contra), deberá aguardar por cómo se resuelven los Grupo C, D, E y F para conocer su destino. Una historia conocida para estos juveniles.
Treinta y nueve segundos demoró la Argentina para generar la primera situación de riesgo, toda una señal de las urgencias que la acorralaban, después de las caídas con Inglaterra y Corea del Sur. Conechny habilitó a Torres, pero el remate del goleador voló alto. Como en las presentaciones anteriores, la selección se adueñó de la pelota con rapidez, pero a diferencia de aquellos partidos encontró a una defensa abierta, que le ofrecía grietas por donde filtrar el balón. Tomó nota de esas falencias el equipo y en la primera etapa martilló de manera repetida sobre la valla de Sekouba Camara.
Como en el último juego del hexagonal final del campeonato sudamericano de Ecuador, la Argentina rompió el esquema. Un 3-2-3-2 elástico, porque la necesidad la empujaba hacia adelante. La misma táctica que empleó con Venezuela, a quien superó 2-0 en Quito, en la tarde en que Colombia le empató a Brasil y así la selección obtuvo la cuarta y última plaza para el Mundial.
La figura de Torres aparecía en todas las acciones, como cuando no llegó a conectar, cuando el guardavalla estaba fuera de escena o en el remate que rebotó en el travesaño, aunque el atacante de Boca estaba adelantado. Argentina era punzante. Conechny se mostraba activo y el regreso de Lautaro Martínez le dio un plus a la ofensiva. El juvenil de Racing es el futbolista distinguido que tiene este plantel. En los encuentros disputados en Jeonju, la estructura sintió la ausencia con Corea del Sur, mientras que en el debut saltó desde el banco de suplentes -arrastraba una fisura en el tabique, después de la gira por Vietnam- y jugó 17 minutos, tras la expulsión que se determinó con la asistencia del VAR.
La superioridad en el campo no se reflejaba en el marcador -Colombatto peinó en el primer poste un tiro de esquina de Conechny y Ali la despejó en la línea- y los fantasmas empezaron a sobrevolar sobre la isla de Jeju. Además, el árbitro húngaro Kassai marcó infracción de Senesi sobre el arquero en una acción que Torres finalizaba en gol y más tarde amonestaba a Colombatto, que llegaba a su segunda tarjeta amarilla en la Copa del Mundo. Fue el instante en que el debutante Marcelo Miño, arquero de Rosario Central, atrapó su primera pelota; iban 31 minutos.
Superó ese pasaje con la mejor receta la Argentina. Conechny habilitó a Colombatto, que cedió a Lautaro Martínez; en un movimiento inteligente, el delantero dejó correr el balón y por detrás, Torres marcó la apertura. Un gol tranquilizador, además de justo. No se aflojó el equipo y Lautaro Martínez definió con el arquero retrocediendo, pero reaccionó Camara y manoteó el balón al córner.
El primer tiempo se consumía, pero la seleccionó tenía un poco más para dar. Senesi quitó en el mediocampo y habilitó a Lautaro Martínez, que la acomodó con el pecho para su perfil y sacó un remate al ángulo para estirar las cifras.
Guinea, que había empatado con Inglaterra y tenía posibilidades de clasificarse hasta en el segundo puesto, no reaccionaba, mientras que la Argentina insistía, iba por más. Mansilla recogió una pelota que Torres no llegó a conectar, tras una habilitación imprecisa de Lautaro Martínez y lanzó el centro: Zaracho, que hizo el carril derecho con un despliegue conmovedor, de cabeza marcó el 3-0.
Después del cuarto de hora de la segunda mitad, el equipo desaceleró. La diferencia era interesante y el cansancio por el desgaste comenzaba a sentirse. Llegaron los cambios, ingresaron Rodríguez, Ponce y Palacios para oxigenar. El volante de River, en una de las primeras pelotas que tocó, ejecutó un tiro libre preciso para que Senesi convirtiera el 4-0. Lautaro Martínez, después de una acción de pelota detenida ensayada, llevó la cuenta a cinco. Ya era el tiempo de la calculadora, de rezar por un nuevo milagro como el que la trajo al Mundial.
Fuente: La Nación