El estudio holandés Attika tenía que diseñar un edificio en la ciudad de Amersfoort. Y el arquitecto Changiz Tehrani decidió darle un aspecto particular a al fachada: incluyó 22 emojis, en un concepto similar a como en otra época se ponían los rostros de nobles o dioses. El edificio, que tiene negocios, un teatro y una escuela, está frente a una plaza, y combina en su exterior ladrillos con estos dibujos, que se verán en uno solo de los frentes.
En rigor, el edificio se terminó de hacer en 2015, pero recién ahora está ocupado; las fotos de su particular diseño comenzaron a circular en las últimas semanas.
Tehrani le dijo a The Verge que no tiene problemas con los críticos que dicen que su diseño está anclado en un momento histórico particular: con su edificio no apuntaba a algo inmortal sino todo lo contrario: "quiero que la gente lo vea en el futuro y diga 'ah, es de esa época'".
La Nación