El bonaerense Marcelino "Nino" López (63,500) sufrió la noche del 20 de abril un atraco de proporciones al ser declarado perdedor en fallo dividido, luego de 10 rounds, frente al local Michael Pérez (63,950), en la pelea estelar de la velada desarrollada en el Turning Stone Casino, de Verona, estado de Nueva York.
Nino tuvo un comienzo lento y lució atado en los dos primeros capítulos en los cuales avanzó sin tirar muchas manos siendo víctima de un buen andar del ring y una pulcra izquierda de Pérez, quien sin embargo, nunca llegó a fondo.
A partir del tercero, el argentino empezó a llegar con continuidad con impactos certeros a la cabeza y al cuerpo, obligando al estadounidense a activar más sus piernas para huir y sus brazos para trabar. Hubo algunas pocas ráfagas de Pérez, pero sin continuidad ni profundidad para frenar el avance de Nino.
El rostro del apodado "Artista", magullado y sangrando de nariz y boca, comenzaba a mostrar el paso del combate en la segunda mitad y en el octavo episodio llegó el momento cúlmine cuando con una precisa zurda al mentón, el bonaerense derribó al norteamericano. Si a López algo se le puede achacar es la falta de fineza para poder definir teniendo en varios pasajes de pelea a Pérez confundido y cansado, además de cortado, sancgrando y con el ojo derecho totalmente hinchado.
En las vueltas finales, López no cejó en la presión y Pérez en su huida y así se llegó a la campanada final tras la cual ambos peleadores festejaron, siendo Nino quien más razones tenía, por su labor sólida y casi sin fisuras (salvo al comienzo), que sin embargo careció de definición. Y llegó la sorpresa. Ya lo fue cuando la primera tarjeta leída (la de Don Ackerman) le dio el triunfo al de Arribeños por "apenas" 96-93.
Ni hablar cuando se dieron a conocer las otras dos: Tom Schrek 96-93 y Wynn Kintz 97-92 para el local. Absurdo. Canallesco. Schrek y Kintz solo le vieron ganar al argentino tres y dos rounds respectivamente. Si eso no es llevar "las tarjetas hechas desde la casa" ¿qué es?. Con el amargo sabor de la derrota luego de meses sacrificados en Indio, California, donde se fue hace cinco meses pasando las fiestas lejos de sus afectos, a López le debe quedar una pequeña satisfacción de deber cumplido.
Hizo una gran labor a la que sólo le faltó el KO. También debe recordar que a su compañero y amigo Lucas Matthysse lo robaron dos veces en EE.UU (ante Zab Judah y Devon Alexander) y luego fue lo que fue. Ojalá que, como el chubutense, Nino siga por este camino, ajuste algunas cositas y no baje los brazos.
FUENTE: ARANO BOX