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13/04/2017 08:01 hs

Descubren el eslabón perdido entre las aves y los cocodrilos

Internacionales - 13/04/2017 08:01 hs
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El hallazgo, publicado en la revista Nature describe una criatura que vivió hace más de 245 millones de años durante el período Triásico.

Cuando el joven paleontólogo británico Alan Charig defendió su tesis doctoral en 1956 no se imaginaba que la especie fósil de dinosaurio a la que intentaba dar nombre quedaría sin bautizar de forma oficial hasta 2017. Le faltaban huesos y evidencias sobre las relaciones que un animal al que llamó Teleocrater tenía con el resto de sus parientes en la escala evolutiva.

Esos datos cruciales han llegado ahora de la mano del paleobiólogo estadounidense Sterling Nesbitt, que ha liderado la investigación que ha obtenido nuevas muestras de Teleocrater rhadinus en el sur de Tanzania para completar la descripción final de la especie.

El hallazgo, publicado en la revista Nature describe una criatura que vivió hace más de 245 millones de años durante el período Triásico. Carnívoro, de dos a tres metros de envergadura, cuello y cola largos, este animal caminaba a cuatro patas como los cocodrilos y no como pequeños bípedos que se suponían para este punto de la evolución.

Los análisis sobre su posición en el registro fósil lo colocan justo después de que el gran grupo de reptiles conocidos como los arcosaurios se dividiera en dos ramas: la rama que dio lugar a los dinosaurios y eventualmente aves y la rama que conduce a los caimanes y cocodrilos modernos.
El Teleocrater se asigna a un grupo completamente nuevo de reptiles llamados Aphanosauria, que se sientan en la base de la línea de las aves antes de la división entre los pterosaurios (arcosaurios voladores) y los dinosaurios.

Este ancestro de las aves obliga a repensar la evolución temprana de los dinosaurios ya que presenta formas de transición entre aves y cocodrilos, como un análogo de la articulación del tobillo de estos reptiles, y algunas características clásicas de los dinosaurios.
"El descubrimiento del Teleocratercambia fundamentalmente nuestras ideas sobre la historia más temprana de los parientes de los dinosaurios. También plantea muchas más preguntas de las que responde", ha declarado Sterling Nesbitt en una nota de prensa de la Universidad Viginia Tech de Estados Unidos, donde trabaja como profesor asistente.

Además el estudio sugiere que estas primeras aves fueron considerablemente más ricas en especies, más ampliamente distribuidas geográficamente y morfológicamente más diversas de lo que se pensaba anteriormente.

Judy Skog, director del programa de la División de Ciencias de la Tierra de la National Science Foundation, ha afirmado que "esta investigación arroja luz sobre la distribución y la diversidad de los antepasados de los cocodrilos, pájaros y dinosaurios", e indica que los orígenes de los dinosaurios deben ser reexaminados ahora que sabemos más sobre la compleja historia y rasgos de estos primeros antepasados".

El equipo de investigación tiene pensado volver al sur de Tanzania en mayo para buscar más restos y completar el esqueleto del Teleocrater. Mientras tanto, las labores de limpieza de los huesos que ya han recogido y de otros restos fósiles continúan en su laboratorio de Derring Hall.

Ocho décadas de tentativas
Los fósiles de Teleocrater fueron descubiertos en Tanzania por el paleontólogo británico Francis Rex Parrington, en 1933. El hallazgo fue analizado por Alan Charig, quien describió por primera vez el género en su tesis doctoral en 1956.

Como los resultados de un estudio de doctorado no constituyen una publicación formal hasta que son incluidos en una revista científica, este taxón no existió oficialmente. Posteriores estudios llevados a cabo en 2008 por científicos franceses, alemanes y estadounidenses aportaron más datos sobre el origen y la relación de parentesco de este taxón, relacionándolo con los cocodrilos primitivos llamados arcosauromorfos, pero sin llegar a una clasificación definitiva.

Teleocrater y en concreto la especie Teleocrater rhadinus se ha mantenido desde entonces como un nomen nudum, el término en latín que significa "nombre desnudo" y que se usa para aquellas especies que están pendientes de ser revisadas para ser aceptadas oficialmente por la Ciencia.

La falta de un hueso crucial ha postergado un final feliz que llega ahora con lso restos de un tobillo que no solo terminan de definir a la especie, sino que la colocan en un punto clave de la evolución: la división entre aves y cocodrilos en el periodo Triásico.

El carismático Alan Charig, famoso por su contribución al estudio de los dinosaurios, no ha podido ver concluido este estudio que lo incluye como autor de forma póstuma. La publicación que lidera ahora el estadounidense Sterling Nesbitt además bautiza a esta especie fósil con el mismo nombre que Charig eligió cuando preparaba como estudiante su tesis doctoral.

Revista Nature - El Mundo 

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