Recién llegado del norte de Londres para asistir a una jornada internacional sobre la gripe organizada por el Ministerio de Salud de la Nación, al doctor John Oxford, virólogo de renombre mundial, no sólo le inspiraba admiración el buen clima porteño, sino también los altos índices de vacunación alcanzados en el país.
Especialista en el origen y la naturaleza del virus que provocó la gripe española de 1918 y autor de más de 250 artículos científicos, Oxford, profesor en el Royal London Hospital y la Escuela de Medicina y Odontología Queen Mary, además de padre de cinco hijos, no concuerda con los que consideran a la gripe una enfermedad inofensiva: "Creo que la subestimamos. La OMS dijo que en [la pandemia de] 2009 habían fallecido 18.000 personas. Parecía un número extrañamente pequeño, pero ellos sólo habían incluido los casos con diagnóstico de laboratorio. Todo el mundo repetía ese número, hasta yo. Y de repente, hace dos meses, abro [la revista científica] The Lancet, y no fueron 20.000, sino... 500.000. Tenemos que ser muy cuidadosos".
-¿Tendremos otra pandemia en el futuro cercano?
-Definitivamente. Mi predicción es que será en 2018. Todos los países deberían tener sus estrategias preparadas más o menos para esa fecha. Uno podría pensar que no es un lapso demasiado largo, porque en el pasado había períodos de diez años entre pandemia y pandemia, pero en estos días, con tantos viajeros, las chances aumentan.
-¿Para usted, la estrategia de la OMS fue la correcta?
-Lo que aprendimos de 1918 es que la gente entregó sus vidas para luchar contra la epidemia. Y uno le "tira" con todo lo que tiene. En 1918 usaron máscaras, higiene, antisépticos, desinfectantes, distancia social... Y en los pueblos en los que lo hicieron rápidamente, la mortalidad fue mucho más baja que en las ciudades en las que reaccionaron más despacio.
-¿Incluso la recomendación del antiviral oseltamivir [nombre comercial Tamiflu], que recibió críticas?
-Creo que la estrategia de usar todo lo que tenemos es la correcta. Y si tenemos un fármaco, estoy más que contento de utilizarlo.
-¿Qué significación les asigna a los casos de gripe aviar que están apareciendo en China y tienen muy preocupados a los epidemiólogos?
-No deberían ser menospreciados. El de la gripe es un virus muy internacional. Tal vez uno se sienta y piensa: "Si un hombre muere en Asia, no es mi problema", pero puede serlo muy pronto.
-Este virus [el H7N9] no se transmite entre humanos... hasta ahora.
-Ésa es la cuestión. Hoy estamos sentados en este magnífico hotel, y no se transmite. Mañana por la mañana puedo abrir mi casilla de correo y encontrarme con que se presentó el primer caso.
-¿Qué posibilidades hay de que esta cepa mute y sea transmisible de persona a persona?
-El año pasado, un colega que trabaja en Rotterdam y otro, en Japón, hicieron un experimento en el que deliberadamente mutaron la gripe aviar y trataron de que se difundiera entre mamíferos. Tuvieron éxito y ahora saben cuántas mutaciones se necesitan: cuatro. No es mucho. También saben que esas mutaciones pueden haberse producido ya, en algún pájaro, cisne, ganso, no sé. O sea que el margen de seguridad es fino como una hostia.
-¿Tampoco se sabe qué tiempo se necesita para que esas mutaciones se produzcan? ¿Sólo se dan por azar?
-Sí. Es matemático. Cuantos más pájaros se infecten, más chances hay de que haya mutantes que pasen de los pájaros a los humanos, y cuantos más humanos se infecten, mayor es la posibilidad de que aparezcan mutantes que se transmitan a otros humanos. Es un juego de números. Le voy a decir cómo me siento acerca de este H7N9: no me despierta a la noche, pero cuando me levanto, incluso antes de tomar una taza de té, que es algo muy importante, me fijo en las últimas noticias de China. Es lo primero que hago.