El escándalo de los frigoríficos en Brasil convulsionó a la industria. Tras el operativo policial en 21 establecimientos en los que se halló evidencia de alimentos cárnicos adulterados se generó un revuelo a nivel global. La causa penal que involucra a funcionarios y empresas del sector que pagaban a los inspectores públicos por certificados sanitarios sin fiscalización efectiva, despertó la preocupación en aquellos que
importan productos brasileños. Por su puesto, Argentina está entre ellos.
Los alimentos cárnicos son los predilectos de la mayoría de los argentinos. Siendo prácticamente infaltables en la mesa, la variedad de cortes y de menús elaborados a partir de ellos lo convierten en un elemento casi siempre presente en cada almuerzo o cena. Particularmente, desde el país vecino se trae cerdo, pollo y pavo congelado, por lo que a raíz de los sucedido, la duda invadió: ¿qué impacto pueden tener para la salud?
Entre los síntomas que puede causar el consumo de estas carnes adulteradas, los especialistas mencionan diarrea, vómitos y dolor de cabeza. Sin embargo, las consecuencias pueden ser mucho más graves. "Todas las contaminaciones implican un riesgo para las salud de los consumidores. No solamente con carne, sino con todos los alimentos contaminados. Pueden causar desde diarreas autolimitadas hasta enfermedades severas y muerte", dijo Gerardo Leotta, investigador del CONICET.
Se presume que las empresas sobornaban a supervisores para evitar los controles y para que le permitieran extender la fecha de vencimiento de productos que no se pudieron vender. Para disimular la podredumbre de la carne se utilizaban productos químicos potencialmente dañinos para la salud. El ácido ascórbico, una de las sustancias detectadas, aumenta las probabilidades de contraer cáncer cuando se da un consumo prolongado.
"La carne -sea de origen, bovino, porcino, aviar, animales silvestres- se puede contaminar durante el proceso de faena, desposte, acopio en cámaras frigoríficas, transporte, comercialización y en nuestros hogares. Y si bien difieren en su composición respecto de su origen, al momento de una contaminación todas son sensibles", describió el especialista en microbiología molecular.
Para Leotta, las "alteraciones" son realizadas adrede con el fin de enmascarar problemas. Desde ya, este tipo de actos están prohibidos por la regulación específica. También dijo que las contaminaciones pueden ser muy variadas, desde peligros biológicos (como por ejemplo, bacterias), químicos (desinfectantes) y físicos (vidrios). "Dependiendo del tipo de contaminante podremos definir como se contaminó la carne", aclaró.
Como respuesta a esta compleja situación, el gobierno nacional reforzó los controles sanitarios de las mercaderías de origen brasileño. El Ministerio de Agroindustria de la Nación emitió un comunicado en el que detalló: "De las plantas involucradas solo una exporta a nuestro país. Hasta el momento los controles realizados resultaron satisfactorios".
La reglamentación específica de control halla en el Código Alimentario Argentino y en el Reglamento 4238 de SENASA. El cuidado, igualmente, alcanza a todos los actores que participan para que el alimento llegue desde el campo hasta la mesa. "Las contaminaciones pueden evitarse durante el proceso de producción, transporte y venta. Para ello existen sistemas de aseguramiento de la calidad implementados por las empresas elaboradoras y verificados por las autoridades sanitarias", explicó.
Leotta recomendó conocer conceptos generales sobre buenas prácticas para la manipulación de alimentos y en particular de productos cárnicos. Además, destacó la importancia de incluirlos en la dieta por su alto valor proteico.
Para mayor seguridad en las tareas de casa, la Organización Panamericana de Salud lanzó un manual con los mejores de capacitación para mantener y tratar los consumos de una manera higiénica.
Fuente: Infobae