Son el Dakota Access, al que se opone la comunidad indígena, y el Keystone XL para transportar crudo desde Canadá; ambos suspendidos por Obama.
El presidente Donald Trump revivió este martes los proyectos de dos polémicos oleoductos cuya construcción había sido descartada por el gobierno de Barack Obama ante la fuerte presión de grupos ambientalistas.
Uno de esos oleoductos es el Dakota Access, resistido por grupos indígenas norteamericanos, en una de las más grandes manifestaciones sociales desde las marchas de Selma, de 1965.
Grupos indígenas y agrupaciones de apoyo organizaron una encarnizada resistencia al proyecto, con intensa movilización que incluyó celebridades del cine.
Miles de personas llegaron a acampar en el helado territorio abierto de Dakota del Norte, en pleno invierno, para bloquear el proyecto.
Los manifestantes, indígenas que se denominan “protectores”, y muchos otros activistas que se sumaron a las protestas el año pasado contra el oleoducto, fueron víctimas de ataques con perros, gas pimienta y registros forzosos por parte la policía y personal de seguridad de Energy Transfer Partners, la empresa que opera el polémico oleoducto. Unos 2.000 veteranos estadounidenses se unieron a los grupos de resistencia en las manifestaciones, hasta que el gobierno de Obama decidió también sepultar la idea, que ahora reaviva Trump.
El oleoducto con una extensión prevista de más de 1.875 kilómetros de longitud transportará 470.000 barriles diarios de petróleo desde Dakota del Norte hasta el estado de Illinois, noreste. El tendido ha destruido lugares sagrados para los indígenas y amenazado los cursos de agua de su territorio.
Mediante la firma de dos decretos, Trump también reflotó el extenso oleoducto Keystone XL, que transportaría crudo desde Canadá a refinerías en Estados Unidos.
Mientras firmaba uno de los decretos, Trump dijo que el oleoducto Keystone XL "estaba en disputa" y se renegociarán los contratos.
De acuerdo con Trump, el proyecto representa "muchos empleos. Serán 28.000 puestos de trabajo. Excelentes puestos de trabajo de construcción".
Al firmar luego el decreto sobre el oleoducto de Dakota, el mandatario también apuntó que será objeto de renegociación.
"Insisto en que si vamos a construir oleoductos, que las tuberías sean construidas en Estados Unidos", dijo. "Vamos a construir nuestro propio oleoducto, nuestros propios caños, como era en los buenos tiempos", añadió.
El proyecto Keystone XL había sido descartado por el anterior presidente, Barack Obama, ante la enorme presión que ejerció la comunidad ligada a la protección ambiental.
El gobierno de Canadá, en tanto, apoyaba la idea de manera discreta, aunque el propio primer ministro, Justin Trudeau, decidió despegarse de la idea.