Por estos días las redes se vieron colmadas de demostraciones de poder femenino. De valentía, de lucha y amor. De señoritas, que aun inmersas en un mundo laboral con características masculinas o más bien rígidas, logran destacarse por actos puramente sensibles y con un toque de rosa.
Por estos días las redes se vieron colmadas de demostraciones de poder femenino. De valentía, de lucha y amor. De mujeres, que aun inmersas en un mundo laboral con características masculinas, logran destacarse por actos puramente sensibles y con un toque de rosa.
La imagen de Luciana Rizzo extenuada tras combatir las llamas en Villarino, fue compartida 7.500 veces. Se trata de una joven mujer bombero de 23 años que cae rendida en el pasto, exhausta luego de trabajar toda la noche combatiendo las llamas.
Por otro lado, la cabo Sofía López en una Comisaría de Río Cuarto demuestra su instinto maternal, amamantando a una beba de unos pocos meses durante el tiempo en que la autoridad judicial resuelve la entrega a los brazos de su progenitora.
Luciana es bombero voluntario desde los 15 años. Sofía es policía hace 7 años. Lo que hicieron, lo que hacen, no estaba escrito en manuales, no existió una guía ni tutorial. No habla de desacato a la autoridad ni de incumplimiento de reglamentos.
En una imagen se observa a la joven bombero de uniforme, ya sin el casco, cubriéndose la cabeza, acostada sobre el pasto seco, vencida por el cansancio, mientras en un segundo plano y fuera de foco una autobomba. El contexto deja saber que alguien más estaba ahí, y se trata de Martín Páez, también bombero voluntario en Pedro Luro y desde hace un mes su novio. La foto ahora encerrará una historia que quizás lleguen a contarle a sus nietos.
"Yo veía las notificaciones del Facebook, y muchos 'Me Gusta' en pocos segundos", repasa sobre la viralización de la imagen que dice que vivió con sorpresa y algo de vergüenza. "Está bueno para que se vea lo que es un bombero, y cómo termina agotado", aclara sin embargo porque en su trabajo "no siempre hay tiempo para sacar una foto".
Luciana cuenta qué es lo que la empuja desde los 15 a hacer lo que hace: "es la vocación y el amor al prójimo. Lo gratificante que es que te digan 'gracias' por apagarme el fuego que me iba a quemar la casa. Con un simple 'gracias', te llenan el alma y el corazón".
En la otra imagen, la protagonista es una bebé de nombre Agustina, que desde el mes de diciembre está al cuidado de su papá porque su mamá manifestó en sede policial que se la había quitado por la fuerza y a su solicitud, se convino ese mismo día para restituirla. El papá se hizo presente junto a la pequeña, pero la denunciante nunca se presentó.
En medio de tanto calor, e idas y vueltas entre adultos, la cabo amamantó a Agustina sin dudarlo. “Fue algo maravilloso, pero lloraba de hambre y eso me movilizó". Su instinto de madre la llevó a darle la teta. Alimentarla. Nutrirla de algo esencial, que se llama amor. Ella tiene una beba de 13 meses y relató que fue la mejor forma de iniciar su año.
Rescatamos dos historias, dos imágenes, dos mujeres, que en pocos días demostraron que no hace falta pensar antes de actuar. Que traemos algo intrínseco, innato y bien definido que desafía toda ley, toda autoridad y todo fuego. Entre llamas, uniformes y bebés, ahí había una mujer. Emponderándose, desafiando y reconociéndose libre para actuar y desempeñarse en cualquier rol.