Daniel Perry, de 17 años y oriundo de Escocia, se quitó la vida después de mantener una conversación por Skype con alguien que creía que era una chica de la misma edad que él.

Sin embargo, una banda inteceptó el chat y amenazó con mostrar el video a su familia y amigos, a menos que les diera dinero.

Organizaciones de bienestar infantil han advertido de que están recibiendo decenas de llamadas cada semana de niños suicidas de tan sólo 11 años, atrapados en la misma trampa.

En los casos más extremos, los chantajistas incluso piden fotos de sus víctimas desnudas y amenazan con publicar las imágenes o videos lascivos en el sitio de Facebook de su escuela o en Twitter, dijeron expertos.

En este caso, el aprendiz de mecánico Daniel Perry recibió la orden de depositar dinero en una cuenta bancaria o "estaría mejor muerto".

Una hora después de la amenaza y por temor a las consecuencias, el joven fue hasta un puente desde donde saltó a su muerte el mes pasado.

Una fuente cercana a la familia dijo: "Conociéndolo como yo, se ha sentido avergonzado, horrorizado. Sin embargo, él no estaba haciendo nada malo, sólo lo que alguien de su edad podría hacer, pero este tipo de fraude tiene que ver con la explotación de los jóvenes".

Agregó que "era un muchacho feliz, no estaba deprimido y era el último tipo de persona que podría pensar en tomar su vida".

El día de su muerte, Daniel publicó sus datos de Skype en su cuenta de Twitter y pidió a sus seguidores que le conversaran por el sistema de chat. 

Poco antes de suicidarse, el joven había preguntado a los chantajistas "¿qué puedo hacer yo para detenerte de mostrar esto a mi familia?". Le contestaron que debía depositar dinero en una cuenta bancaria designada o que de lo contrario su vida no valdría la pena vivir y él estaría mejor muerto. Él respondió "adiós".

Más tarde ese mismo día envió un mensaje de texto a su madre diciéndole que estaba camino a casa, pero en vez de eso acabó con su vida.

Todavía estaba vivo cuando fue rescatado por un equipo de salvamento, pero murió unas horas después de arrojarse del puente.

Su madre señaló que "cuando me siento lo suficientemente fuerte, deseo hacer algo para evitar que esto le pase a otros jóvenes. Voy a ir a las escuelas secundarias y les contaré lo que les puede pasar".