Luego de la feroz matanza, los Hermanos Musulmanes convocaron a sus seguidores a salir en masa a las calles nuevamente y el ejército advirtió que abrirá fuego contra ellos si atacan edificios oficiales o a las fuerzas de seguridad
Después de la peor masacre en la historia reciente de Egipto, protagonista central del mundo árabe, el temor a que estalle una guerra civil se incrementó luego de que los islamistas salieran a las calles, en otra jornada violenta, y el gobierno anunciara que estaba dispuesto a disparar sobre ellos si atacaban las instituciones públicas.
Esa brecha cada vez mayor entre los Hermanos Musulmanes y el nuevo gobierno quedó de manifiesto ayer en las calles, donde miles de seguidores del derrocado presidente Mohammed Morsi juraron "venganza infinita" por la muerte de, por lo menos, 638 personas anteayer, en la mayor matanza registrada durante las revueltas árabes, que comenzaron en 2011.
La masacre comenzó al amanecer, con los operativos del gobierno para desalojar a los seguidores de Morsi de dos plazas en las que acampaban desde hacía un mes y medio en protesta por el derrocamiento de Morsi. Nuevas y masivas marchas están previstas para hoy.
Durante los enfrentamientos de ayer, un edificio gubernamental fue destrozado en Giza, cerca de El Cairo, y varias comisarías e iglesias coptas incendiadas, lo que demuestra que el conflicto ya tomó también tintes sectarios, además de políticos.
En total, nueve policías y militares murieron, pero la jornada fue menos violenta que la de anteayer.
Los Hermanos Musulmanes, la agrupación política de Morsi, denunciaron que la policía allanó una mezquita, donde se hallaban los cuerpos de los manifestantes. Para el grupo, los muertos por la masacre de anteayer superan las 2000 personas.
No sólo la violencia aumenta en el país más poblado del mundo árabe y uno de los más influyentes, también se profundizan las divisiones entre los islamistas y los grupos seculares, que en su mayoría apoyan a los militares, en el poder desde el 3 de julio cuando fue derrocado Morsi, acusado de conducir un gobierno autoritario y con tendencias radicales.
Ayer, el vocero de los Hermanos Musulmanes, Gehad al-Haddad, alertó que la rabia estaba "fuera de control" dentro del movimiento, que tiene millones de seguidores en Egipto, luego de la masacre de las fuerzas de seguridad.
La violencia comenzó anteayer cuando el ejército y la policía desmantelaron con extrema violencia dos campamentos de protesta de los seguidores de Morsi en El Cairo y mataron a cientos de personas. Para repudiar la masacre, los Hermanos Musulmanes llamaron a salir a las calles a los islamistas, quienes chocaron con las fuerzas de seguridad.
Las autoridades declararon el estado de emergencia por un mes, una medida que permite detenciones sin cargos, y que estuvo vigente durante las tres décadas de dictadura de Hosni Mubarak -derrocado en febrero de 2011- con la excusa de la lucha contra el terrorismo.
En un desafío a los llamados internacionales a la cautela, el gobierno militar advirtió ayer que la policía está autorizada a disparar balas reales contra los manifestantes que ataquen bienes públicos o a las fuerzas de seguridad.
Ayer, en sus primeras declaraciones sobre la situación en Egipto desde el golpe, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, condenó "enérgicamente" la matanza de islamistas y canceló ejercicios militares conjuntos (ver Pág. 4).
Obama dijo que su gobierno revisará la relación con el país árabe, un aliado clave, y evaluará medidas adicionales, aunque no dio ningún indicio de que Washington planee suspender la ayuda millonaria anual que destina al ejército egipcio.
Además, Estados Unidos pidió a sus ciudadanos no viajar a Egipto y a quienes estuvieran en ese país abandonarlo.
En tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer de emergencia y reclamó el cese de la violencia y la "máxima moderación" en Egipto, mientras que diplomáticos europeos analizarán si implementarán medidas el lunes próximo en Bruselas, dijo Eamon Prendergast, vocero de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.
El Papa lamentó la violencia en Egipto. "Llegan por desgracia noticias dolorosas de Egipto", dijo Francisco, que instó a orar "por la paz, el diálogo y la reconciliación en aquella querida tierra y en el mundo entero".
Pese a la unánime condena internacional al violento proceder de las fuerzas de seguridad, el gobierno militar defiende su actuación. Ayer, el Ministerio de Salud elevó la cifra de muertos a 638 y de heridos de 2200 a 3994 en los desalojos y otros hechos de violencia posteriores en otras ciudades.
CIERRE DE EMPRESAS EXTRANJERAS
Ante el incremento de la violencia en Egipto, varias compañías extranjeras anunciaron ayer que decidieron cerrar temporalmente sus oficinas en el país. La mayor petrolera europea, Royal Dutch/Shell, indicó en un comunicado emitido desde Londres que "para asegurar al personal" las oficinas en Egipto permanecerán cerradas durante el fin de semana, "y los viajes de negocios al país han sido restringidos". No hubo confirmación sobre el alcance de la medida, y si afectará también las perforaciones de la empresa ubicadas en el desierto Occidental y el Delta del Nilo.
Medidas similares a la de Shell tomaron la automotriz General Motors y el fabricante sueco de electrodomésticos Electrolux. "Vamos a cerrar provisionalmente nuestras instalaciones en El Cairo y los alrededores", informó desde Estocolmo Daniel Frykholm, vocero de la empresa sueca que en Egipto da empleo a cerca de 6700 personas.