Nunca el arte estuvo tan cuestionado como en estas últimas décadas y nunca estuvo tan próximo a la pura teorización.
El arte contemporáneo mantiene de su trasfondo modernista y conceptual la creencia de que toda obra debería plantear una posición, por lo que la reflexión es parte constitutiva del arte hoy.
Lara Ponsone es una artista que apuesta a la imagen, construye desde lo conceptual, pero su idea deviene forma, presencia, su obra se “mira”.
Su trabajo toma conciencia de su posición, todo es una estrategia: se presenta para ocultar, se anuncia para silenciar, se evidencia para sospechar, dice, pero no terminamos de escuchar. La artista insiste, su intención se consolida en un proceso pero también posibilita una autonomía como forma estética; la repetición de la imagen no obedece a la configuración de una serie, sí a la necesidad de sostener esa inquietud; insistir, como testigo de lo traumático, insistir para exorcizar, para existir. El valor crítico de su obra está en esa ausencia que implica la forma y en la percepción oscura de su interior.
Quizás, en este mundo globalizado, al linde del diseño y el espectáculo, lo esencial siga siendo invisible a los ojos.
Dante Montich.