Frans Jozef van der Heijden  le prometió ante Dios a su mujer Connie estar con ella en la salud y la enfermedad. Y cumplió su palabra hasta su último aliento. Cuando llegó el día en el que ella decidió recurrir a la eutanasia, el político democristiano decidió morir junto a ella.
Él tenía 78 años y era un católico muy devoto. Ella 76 y en fase terminal. Llevaban casados desde 1963, en las buenas y en las malas, y dedicando ambos su vida a la política en la ciudad de Rotterdam. Antes de morir, dejaron una carta pública a modo de obituario, en la que explicaron su decisión.
"El debate sobre una vida elegida sigue estando muy dominado por las minorías religiosas, que se benefician de la debilidad política del país. Uno debe ser capaz de decidir por sí mismo cuando quiera acabar con su vida", incidió la pareja en esa misiva.
Además, la pareja de Rotterdam lanzó fuertes acusaciones contra las directrices actuales sobre la eutanasia y el deterioro de la atención sanitaria en los Países Bajos. Quisieron ponerse de ejemplo: murieron en su casa, en su cama y rodeados de su familia, de la que se despidieron antes de cerrar los ojos para siempre.
"Las personas que no están enfermas pero descubren que su vida ya no tiene sentido, deberían tener permitido morir", reiteraron. "Es mucho más obvio que las personas cuyas vidas amenazan con convertirse en un gran sufrimiento, puedan poner fin a esa vida ahora que no es una carga ni para ellos ni para otros", insistió.
Frans Jozef fue miembro del Consejo de la ciudad de Rotterdam desde 1970, parlamentario del partido democristiano holandés de 1982 hasta 1998. Fue portavoz de interior y de otras instituciones holandesas. En 1998 abandonó el Parlamento para volver al ayuntamiento de Rotterdam, hasta 2006.
Antes de iniciarse en la política, trabajó de periodista para varios medios, entre ellos la revista The Dutch Church (la iglesia holandesa). Fue nombrado Caballero de la Orden del León holandés, la orden civil más prestigiosa y antigua de los Países Bajos, y Caballero de la Orden de Orange-Nassau por sus méritos políticos.
Sus compañeros de partido califican al diputado de "apasionado y auténtico", en boca de la portavoz del partido democristiano Ruth Peetoom. Su carta de despedida resume lo que él fue en vida, un controvertido parlamentario. "Estoy triste y muy impresionada", dijo Peetoom.

En su esquela rezará "No quisieron separar lo que unieron en abril de 1963". También lo dejaron por escrito. Esta carta enciende aún más el debate abierto en las últimas semanas sobre la ampliación de la eutanasia a las personas de avanzada edad que creen que su vida ha llegado a su fin. Aunque esto se llevaría a cabo bajo condiciones muy estrictas, no está siendo muy aceptado por la ciudadanía holandesa.
Actualmente, la ley holandesa de eutanasia, aprobada en el año 2002, sólo permite "recetar" el suicidio asistido a pacientes que lo piden clara y voluntariamente, y solo si padecen de una enfermedad terminal o viven con un sufrimiento insoportable.

El Mundo