Esta es la historia de Eliana y Juan. Ella, estudiante uruguaya de familia acomodada; él albañil en Mendoza. Creyeron que su amor no sería aceptado. Y sin decir nada, un día la chica desapareció. Hubo búsqueda policial, sospechas de secuestro y cárcel. Pero la verdad y el corazón se abrieron paso.
En la mañana del último 7 de abril, Eliana P., uruguaya, 25 años, salió de su elegante casa, en Montevideo, como todos los días, rumbo a la universidad. Estudiante de Administración de Empresas, pocas cosas alteraban su rutina: al caer la tarde ya estaba con su familia.
Pero ese día, a esa hora ni mucho más tarde, no regresó. Y sin dejar ni un mínimo indicio: no llamó, y la búsqueda en lugares
habituales, y entre amigos y compañeros, fue inútil.
Primera y terrible conjetura: ¡desaparecida! Y para peor en tiempos sombríos de violaciones y asesinatos. Tampoco la policía encontró nada en sus primeras y cautelosas investigaciones: si se trataba de un secuestro, la experiencia indicaba no agitar demasiado el avispero…
Un dato revelado por su hermana abrió nuevas conjeturas: "Eliana es una chica especial, pero jamás se fue sin decir adónde".
¿Qué tipo de chica especial? Según su hermano Mathías,"tiene un pequeño problema psíquico. No suele entablar relaciones con personas de su edad. Prefiere las que le llevan por lo menos diez años…, o los que tienen diez años menos".
El detalle fue menos alentador: "Si se fue con alguien mayor, quién sabe en qué manos ha caído", pensó (y temió) su familia.
Una familia uruguaya importante. Según fuentes judiciales, "tienen una sólida situación económica, pero no la ostentan". Una razón mayor para apuntar hacia el factor secuestro…
Las primeras cinco horas con Eliana desaparecida pesaron como cinco años. En blanco, y con negras perspectivas. Sin embargo, al otro día, muy temprano, hubo novedades.
Los investigadores descubrieron que Eliana había salido del Uruguay con un argentino bastante mayor que ella. Algo que coincidía con una de sus preferencias: gente de más edad. Poco después, un dato clave: el viaje de ambos había sido realizado en ómnibus del departamento San Martín, en la provincia de Mendoza. El cerco empezaba a cerrarse…
Pero al principio, de la peor manera. La Oficina de Migraciones le informó a la familia que Eliana viajaba con un tal Juan M., a quien la policía de Mendoza "lo tenía fichado por su vinculación con la trata de personas".
A esa altura, la familia de Eliana, vecina del mismo barrio montevideano en el que vive el ex presidente Pepe Mujica, contrató a dos hackers que lograron entrar en el Facebook de la chica, y captaron sus diálogos con Juan M. sobre la fuga a Mendoza.
Hackeado también el Facebook de Juan M., los investigadores vieron algo fuera de escala respecto de un secuestro: una foto en la que, apoyado en un ciclomotor y recortado sobre un bello paisaje de montañas, el presunto secuestrador y tratante de personas sonreía beatíficamente…
Desde luego, la escena no era una prueba definitiva de inocencia… Pero analizada la patente del ciclomotor, Interpol aseguró que si bien existían dos Juan M., el que escapó con Eliana… ¡era un inocente albañil!, hijo de albañiles bolivianos afincados en Mendoza, "muy trabajadores y sin cuentas pendientes con la justicia", contó uno de los parientes de Eliana.
Sólo faltaba festejar… Y así fue.
La familia de Eliana en pleno aterrizó en Mendoza el 10 de abril, cinco días después de la dramática desaparición, y con los datos aportados por la Oficina Fiscal 16 de Rodeo del Medio, donde estaba radicada la denuncia,llegó hasta el muy humilde barrio 25 de Mayo, también enclavado en Rodeo…
Y no se encontraron con un femicidio, un secuestro, una violación. Sólo con una pareja. Pero a raíz de la confusión de los dos Juan M., el hombre fue detenido, y Eliana enviada al Cuerpo Médico Forense.
Resultados: cero delitos. Ni rapto ni violación. Sólo Eliana contando la verdad: "Estoy enamorada de Juan. Si algo me secuestró, fue mi corazón". Y Juan, todavía maniatado por las esposas, dijo: "Soy un trabajador humilde y honesto, y la quiero".
Después, poco a poco, se completó el puzzle. Se conocieron por Facebook, chatearon durante años, se enamoraron, y Eliana no reveló el secreto por miedo a que su familia, rica, no aceptara a ese albañil doce años más grande que ella, y que "vive al día".
Desaparición misteriosa, amor secreto, diferencia de clases sociales, fuga romántica, final feliz. Exactamente una novela de la tarde…
Pero con sensatos arreglos finales. La familia de Eliana llevó a la pareja al Uruguay. Le consiguió trabajo a Juan en una empresa constructora. Juan la visita todos los días, como un novio de antaño. La denuncia y la causa penal fueron anuladas y archivadas.
¡Y se casan en noviembre!
(Esta fábula de la vida real no necesita moraleja. "P" y "M", las iniciales de los enamorados, se mantienen por pedido de la familia. Poco importa. En la Libreta de Casamiento estarán completos para siempre).
(Alfredo Serra / Infobae / Rolando López, diario Los Andes)