Lo rescataron muy golpeado en la calle; necesita cuidados permanentes y participa en campañas de educación sobre el trato a los animales.
Córdoba. Aunque caen unas gotas, "Rafa" salió a pasear con una de sus cuidadoras por Arroyito. Anda con un carrito con botas para sus patas traseras porque tuvo lesiones en un accidente callejero; además debe usar pañales. Es el perro "del pueblo", los vecinos colaboran para mantenerlo y para tratarlo.
"Rafa" participa de actividades en los colegios, donde va con las rescatistas quienes hablan sobre la tenencia responsable de los animales, la necesidad de que no anden solos en la calle para que no les pase lo que a este cachorro.
Antes fue "Marrón", su mamá era una perra callejera que tuve siete cachorros en el patio de una casa donde los cuidaron un tiempo hasta que todos consiguieron familia, menos él. Se quedó ahí, acompañaba a los chicos al colegio y estaba mucho afuera. Hasta que se accidentó.
La persona que lo encontró muy golpeado e infectado llamó a "Corazón de trapo", un grupo rescatista. Cintia Juárez llegó al lugar y se encontró con Luciana y Mariana, de otra asociación. Las tres se hicieron cargo del perro que tenía unos siete meses.
Lo bautizaron "Rafa" porque estaba en la calle Rafael Bianchi. "Yo decía 'esos ojos los conozco' -cuenta Juárez a LA NACION-. Después me enteré que él era 'Marrón'". Desde marzo hasta ahora lo asisten las 24 horas mientras buscan a quien lo quiera adoptar.
El perro tiene que aprender a coordinar los movimientos de sus patas traseras de nuevo y fortalecerlas; sus cuidadoras son optimistas en que volverá a caminar. Al carrito lo usa unos 90 minutos y después tiene que descansar; le cambian los pañales y le hacen los ejercicios de recuperación.
"Necesita de una familia que esté dispuesta a dedicarle a tiempo, ya que es muy demandante. Hay que cuidarlo, sacarlo a pasear, hacer el tratamiento", describe Cintia que habla con este medio mientras lo hace caminar.
Cuando lo llevaron a la veterinaria después del golpe -probablemente lo atropelló un auto- la salida era la eutanasia porque, en especial en perros callejeros, es difícil que alguien se haga cargo. Ellas decidieron asumir la responsabilidad.
Con donaciones de vecinos durante dos meses lo trasladaron para rehabilitación a la ciudad de Córdoba, a 120 kilómetros. Además de las heridas infectadas tenía quebraduras en algunas vértebras dorsales. Como sufría mucho -estaba fajado e inmovilizado- dejaron el tratamiento y empezó a usar el carrito.
"La gente es muy solidaria, nos ayudó para viajar, para comprar pañales, para hacer los tratamientos -agrega-. En Arroyito no se ven mucho estos casos, sólo tuvimos uno parecido antes, y por eso movilizan".