La vida de los Bloom dio un cambio drástico tras unas vacaciones en Tailandia. Sam, la madre de esta familia australiana, estaba apoyada en la barandilla de la terraza, cuando ésta cedió y ella cayó al vacío. El accidente la dejó paralizada de pecho para abajo. Su nueva situación la dejó sumida en una grave depresión. Tenía ganas de acabar con todo, pero una inesperada ayuda le llegó del cielo.
Meses después de la tragedia, el hijo mediano de la familia encontró una débil cría de urraca que había caído del nido y la llevó a casa para cuidarla. La llamaron Penguin por su plumaje esponjoso y de color blanco y negro, como el de un pingüino. Sam la acogió como un miembro más de la familia. Le encantaba tener al animal cerca porque "podía desahogarse con ella" sin sentirse culpable por revivir una y otra vez su accidente.
El veterinario que examinó a la cría les dijo que estaba muy débil y que para que sobreviviera sería necesario un gran compromiso de toda la familia. Los Bloom se encargaron de cuidar al animal y de organizarse en turnos para darle de comer cada 2 horas. Así, la depresión de Sam y la salud de Penguin fueron desapareciendo a la par.
Poco a poco, Pingüino fue adquiriendo independencia y la familia Bloom animó a su nueva mascota a vivir en el exterior, y hoy vive en un árbol del jardín. Pero Penguin no ha olvidado a su nueva familia y les visita en casacuando los niños vuelven del colegio o del trabajo, cada vez que olvidan alguna ventana abierta.
Cameron, el padre de familia, creó una cuenta de instagram para Penguin y pronto miles de seguidores se engancharon al día a día de esta peculiar mascota alada, gracias a las fotos que su dueño le hizo a lo largo de su estancia con ellos.
Ahora, Más de 14.000 de esas imágenes se plasman en un libro, Penguin Bloom, en el que Sam rememora cómo su accidente, y su posterior recuperación, no hubieran tenido un final tan feliz sin esa pequeña e indefensa urraca con la pluma del escritor Bradley Trevor Greive, a quien la historia conquistó. "Los ángeles vienen en todas las formas y tamaños", afirma Sam.
El Mundo