Google recibe 3000 millones de consultas por día de personas preocupadas por los resultados de un estudio; los médicos dicen que esto es ineludible y hay que guiar al paciente
Al palparse un pequeño bulto cerca de la oreja, Laura fue de inmediato a buscar datos en la Web: "bolita cerca del oído", escribió en el buscador. De repente comenzó a llorar; los primeros resultados indicaban que tenía un tumor. Corrió al consultorio de su médico, que le indicó que se trataba de un quiste pequeño e inofensivo. Este diagnóstico fue corroborado luego por dermatólogos y hasta cirujanos.
Similar es el caso de muchas personas que, por un dolor de cabeza que se prolonga durante varias horas o cualquier otro síntoma inusual, empiezan a indagar sobre las posibles enfermedades que podrían estar sufriendo. Y es que, como explica el Dr. Daniel Bogiaizian, presidente honorario de la Asociación Argentina de Trastornos por Ansiedad (AATA) y profesor de la Licenciatura en Psicología en Fundación UADE, "los temas vinculados a la salud están en los primeros puestos de las preocupaciones de las personas y uno de los modos de disminuir esta incertidumbre es buscando información".
Según datos proporcionados por Google a LA NACION, el 1% de las búsquedas en su sitio están relacionadas con síntomas. El porcentaje representa más de 3000 millones de búsquedas generales por día en todo el mundo. Dado que el contenido que circula sobre salud en la Web puede ser difícil de comprender y puede llevar a que personas con síntomas leves sientan miedo y lleguen a pensar que padecen enfermedades que en verdad tienen muy pocas probabilidades de padecer, Google presentó hace una semanas en Estados Unidos un nuevo sistema para consultar síntomas desde el teléfono móvil. El servicio, que no tiene fecha de lanzamiento en nuestro país, funciona como una guía y no como un médico online. De esta manera, la información de síntomas relacionados aparecen en la parte superior de la página de resultados, y quienes lo deseen pueden acceder a los links tradicionales para buscar más datos. A tal fin la corporación trabajó con médicos de la Facultad de Medicina de Harvard y la Clínica Mayo, de ese país.
Para el experto de Fundación UADE, la iniciativa de Google es positiva. "De hecho, en los tratamientos que nosotros llevamos adelante con pacientes que presentan alta preocupación por enfermedades, les indicamos limitar la búsqueda de información".
Autodiagnóstico
Cuando el médico le informó a Patricia de Hoffmann que, tras el análisis de sangre, había que realizarle a su hijo una biopsia para saber si era celíaco, lo primero que hizo fue buscar más información en Internet. "En algunos sitios se indicaba que tenía que hacer este procedimiento para corroborar el diagnóstico, pero en otros se decía que no era necesario. Leí tanto sobre celiaquía que me sentí mareada con los datos contrapuestos. Por eso dejé de bucear en la Web y me concentré en seguir las instrucciones del especialista", cuenta esta licenciada en Administración de Empresas de 41 años.
Luego de varias experiencias similares, actualmente sólo utiliza la red de redes para saber si determinado alimento puede ser consumido o no por su pequeño, y para comunicarse con otras personas vinculadas con la celiaquía y compartir experiencias.
El Dr. Agustín Podestá Lecuona, jefe de Servicio de Medicina General Ambulatoria del Hospital Universitario Austral, dice que buscar información sobre síntomas y enfermedades en Internet es un hábito masivo. "Es lógico que el paciente o el familiar quieran entender más sobre las condiciones que mencionó el médico y conocer qué es lo que se espera en materia de pronóstico. Lamentablemente, las consultas médicas son limitadas en el tiempo y el paciente no encuentra el espacio para poder preguntar sobre sus dudas y temores. Entonces decide resolver sus inquietudes online. El riesgo es que desconoce la fuente de esa información y luego debe interpretar lo que consultó para aplicarlo a su realidad. Esta tarea no es sencilla porque las variantes personales, familiares, de sistemas de salud y de metodologías de diagnóstico, entre muchas otras, pueden alterar la interpretación plana que plantea un sitio Web".
Bogiaizian indica que este hábito se acentúa en personas que manejan inadecuadamente la incertidumbre ya que tienen dificultad para soportar los tiempos de espera. "Por desgracia, la información a la que acceden puede ser inadecuadamente interpretada y traducirse en lo que se conoce como resolución catastrófica, por la cual el sujeto piensa en el peor resultado para sentirse preparado para afrontarlo", observa.
De acá en más
"Como expertos en el tema nos sentimos más cómodos con una construcción gradual en el uso de ciertas herramientas donde el paciente interactúa con información validada, semipersonalizada, pero que no necesariamente sugiere un diagnóstico puntual ni recomienda un tratamiento farmacológico", sostiene Podestá Leucona. Es el caso concreto de dos aplicaciones móviles que está desarrollando un equipo médico que el facultativo del Austral integra: Mi Corazón Sano y Soy Mamá.
Sus contenidos están en proceso de validación por parte de las sociedades científicas referentes de la Argentina y la región. Las dos presentarán la información de manera lúdica, dinámica, divertida.
En la primera, el paciente podrá volcar sus datos (peso, altura, presión arterial, valor de colesterol, etc) y hacer un seguimiento. En base a esa información, la app le irá recomendando cambios en el estilo de vida, ajustados a sus necesidades. "Si bien la alimentación, los ejercicios y demás consejos surgen de las recomendaciones generales, serán personalizados en función de las respuestas brindadas por cada persona", indica el experto.
La segunda propuesta aborda todo lo relacionado al embarazo, la lactancia y el puerperio.
Los médicos manifiestan que el hecho de que los pacientes usen Internet para búsquedas relacionadas a salud es una realidad que hay que asumir. Frente a esa realdiad, Bogiaizian recomienda a los usuarios leer en sitios Web de asociaciones médicas o instituciones especializadas en una problemática en particular.
Por su parte, Podestá Lecuona concluye: "La comunidad médica en su conjunto todavía se siente incómoda con esta realidad, pero no podemos seguir negándola. Si creemos que la información es una aliada, sabremos guiar a nuestros pacientes en la navegación de la Web para que consuman de sitios con contenidos confiables. Ahí está la clave".