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14/09/2016 17:37 hs

Historia oculta de enfermedades y secretos médicos presidenciales

- 14/09/2016 17:37 hs
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El encubrimiento de datos es una constante en la historia de EE.UU. El tema resurge con la neumonía de Hillary.

En su segunda presidencia, Dwight Eisenhower parecía un anciano. En 1955 había tenido un ataque cardíaco grave que requirió una larga internación. Después sufrió un accidente cerebrovascular. En contraposición a su aparente senectud, su sucesor, John F. Kennedy, parecía dinámico y exuberante.

La realidad es que Eisenhower no era tan viejo: sólo tenía 62 años cuando fue elegido por primera vez. Y Kennedy no era tan vigoroso y secretamente tenía graves problemas médicos, como la enfermedad de Addison, que sus colaboradores ocultaron al público.

La historia de la presidencia incluye una veta continua de enfermedad y discapacidad oculta debido a cálculos políticos. Un ataque cerebral incapacitó a Woodrow Wilson en 1919, por ejemplo, pero el público no tuvo idea sino hasta meses después. Y cuando Glover Cleveland necesitó cirugía en 1893 para extirpar un tumor canceroso en la boca, lo hizo secretamente a bordo del yate de un amigo en el estrecho de Long Island.

La política presidencial revela una tendencia más sutil: la edad no es lo que era. La cultura estadounidense redefinió la ancianidad, retrasándola de manera significativa en tanto la medicina moderna permite que las personas vivan más y sigan siendo vigorosas a edades que antes se consideraban seniles. Hillary Clinton tiene 68 años y Donald Trump, 70. Son los candidatos de partidos importantes más viejos de la historia. De ser elegida, Clinton sería la segunda persona más vieja en asumir la presidencia, después de Ronald Reagan. La relativa vejez –llamémosla madurez– de los dos candidatos no concitó mucha atención este año hasta los últimos días.

Pero de pronto la salud se ha convertido en una preocupación en la campaña después del episodio que sufrió Clinton el domingo en Nueva York. Ninguno de los dos candidatos ha dado a conocer una historia clínica detallada. Los votantes tendrán que decidir si el opaco estado de salud de Clinton y Trump debería tener incidencia en la elección de noviembre. Lo cierto es que la campaña puede ser brutal y la presidencia misma puede atentar contra la salud de quien ocupe el Salón Oval. Cuatro presidentes –William Henry Harrison, Zachary Taylor, Warren G. Harding y Franklin Delano Roosevelt– murieron mientras desempeñaban el cargo debido a su mala salud.

El deseo de mantener su condición física en secreto llevó a muchos presidentes estadounidenses a no recurrir a los mejores médicos, dice el historiador Matthew Algeo, que escribió sobre la subrepticia operación de cáncer de Cleveland en su libro “El presidente es un enfermo”. “Los presidentes muchas veces no reciben la mejor atención médica. Uno esperaría que así fuera pero están tan paranoicos de que alguien se entere de lo que les pasa que emplean a los viejos médicos de familia”, dijo Algeo.
El público tuvo información limitada sobre el estado de salud de Franklin Delano Roosevelt cuando compitió por la presidencia en 1932. La prensa evitó mencionar que Roosevelt usaba una silla de ruedas. Para cuando aspiraba a un cuarto mandato en 1944, tenía problemas cardíacos, un cansancio constante y problemas de concentración. Frank Lahey, un cirujano que lo revisó, escribió un memo donde decía que FDR no sobreviviría a un cuarto mandato. El memo no se dio a conocer hasta 2011.

Los problemas de salud de Eisenhower también se ocultaron en un principio. Después de su primer ataque cardíaco, a la prensa se le dijo que había sufrido “un malestar digestivo durante la noche”, cuenta John Dickerson en su libro “Whistlestop” (visita relámpago).

Kennedy tenía que tomar esteroides y otras drogas para mitigar los síntomas de la enfermedad de Addison pero lo hacía en secreto. Como informó The Los Angeles Times: “Durante la campaña de 1960, los adversarios de Kennedy dijeron que tenía Addison. Sus médicos publicaron un comunicado hábilmente redactado donde decían que no tenía la enfermedad de Addison causada por la tuberculosis y el asunto se dejó de lado. Kennedy perdió el conocimiento dos veces debido a la enfermedad: una vez al final de un desfile durante una campaña electoral y otra vez en una visita legislativa a Gran Bretaña”.

La edad de Reagan, 69 años, fue un problema durante su campaña de 1980 por la presidencia. Pero se lo veía vigoroso cuando asumió por primera vez, y levantaba pesas y cabalgaba en su rancho regularmente. Sobrevivió a un disparo casi mortal en el pecho en su primer mandato. En la campaña de 1984 por la reelección, se lo vio confundido durante el primer debate con su oponente Walter Mondale pero se recuperó hábilmente en el segundo bromeando con que no sacaría ventaja con fines políticos de la “juventud e inexperiencia” de su adversario. A Reagan le diagnosticaron mal de Alzheimer en 1994. Los periodistas y los historiadores han especulado con que mostraba signos de la enfermedad ya en su segundo mandato, con 75 años.

Nicole Hemmer, profesora adjunta de estudios presidenciales del Centro Miller de la Universidad de Virginia, dijo que los progresos en los cuidados médicos le dan a un presidente más probabilidades de superar una crisis de salud. “La salud de los candidatos importa más hoy que antes por una cuestión de óptica pero menos en cuanto a su capacidad para desempeñar su cargo”, explicó.

Autores: . Achenbach y L. Cunningham ( The Washington Post)
 

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