Nos acercamos a la generalización de la recolección de la cosecha gruesa en el hemisferio norte y los datos del USDA nos indican que estamos en víspera de una cosecha record de soja y maíz.
Siempre es importante saber en qué fallamos para mejorar en el futuro y no volver a cometer los mismos errores en el futuro. Por eso es importante que analicemos como influye en la rentabilidad del campo nuestros errores, en lugar de buscar causas externas que justifiquen nuestro comportamiento. Es imprescindible que los productores dejen de ser navegantes que acepten lo que el mercado disponibles les ofrece, y se transformen en marineros capaces de manejar estrategias que le permitan cerrar rentabilidades adecuadas y estandarizar los resultados económicos de sus empresas.
Nos acercamos a la generalización de la recolección de la cosecha gruesa en el hemisferio norte y los datos del USDA nos indican que estamos en víspera de una cosecha record de soja y maíz.
Este no es un dato menor, Estados Unidos se consolida como el productor número uno de ambos cultivos para la presente campaña conforme a las proyecciones.
El mercado poco a poco pierde la Prima climática, un comportamiento adverso del tiempo en estas instancias tiene poca incidencia sobre los rindes.
Llego la hora de enfrentar la única verdad que son los números que arroja la cosecha, y nos encontramos con resultados dispares en los primeros lotes, algunos estados con rendimientos por debajo de lo normal y otros por encima. Tratando de simplificar un poco las cosas los analistas hacen cálculos lineales y de acuerdo al lote monitoreado el mercado sube o baja, y nosotros pasamos de la euforia a la depresión de acuerdo al tenor de las noticias.
En Argentina este no fue un año más, este fue el año donde “el gobierno le sacó la pata de arriba al campo”, la realidad indica que el sector que mayores beneficios obtuvo fue la agricultura; si a esto le sumamos las complicaciones en la recolección, los altos precios FOB de los granos, las mejoras en las cotizaciones internacionales y los pronósticos del tiempo adversos para el hemisferio norte que permitieron obtener precios que no estaban en la mente ni del productor mas optimista, a pesar de los contratiempos tuvimos también muchas oportunidades.
Si miramos tranqueras adentro nos encontramos con productores “bien informados” (afortunados en mi opinión) que aprovechando que el comportamiento del tiempo les permitió cumplir con las tareas de recolección de manera temprana vendieron sus granos a buenos precios. Productores Optimistas (ingenuos) que piensan que no tiene tanta importancia que Estados Unidos inunde el mercado con abundante oferta, y que la providencia Divina si es creyente, o el comportamiento del tiempo en el hemisferio sur, o mejoras en el tipo de cambio le devolverán con creces las oportunidades que perdió. Y por último los realistas aquellos que con actitud responsable fueron poniendo precio a su mercadería a buenos valores, a riesgo de ser tildados de tontos, por los “picaros” que en años donde los precios mejoran sobre el final se jactan en el bar del pueblo describiendo ese extraño poder extrasensorial que los ilumina y los hace vender a mejores precios.
En definitiva este año el que no le puso el precio al maíz a mejores valores, perdió una excelente oportunidad, es poco probable que lo logre ahora donde si analizamos la información tiene más chances de seguir bajando que mejorar. En soja todavía tenemos una chance, falta la producción del hemisferio sur y esperemos que la Economía China goce de buena salud para absorber una abultada oferta.
Esperemos que en los próximos años de elevada volatilidad en esta época del año no sigamos leyendo noticias de pérdida de competitividad del campo por demoras en la comercialización, porque el productor puede vender a futuro, diseñar estrategias flexibles, aprovechar herramientas financieras, un sinnúmero de estrategias que le permiten dormir mas tranquilo.
Los números del campo pueden mejorar si mejoramos la comercialización y dejamos de andar adivinando si los precios pueden subir o bajar. Si la ecuación es rentable debemos tomar ganancias y dejar que los especuladores se llenen los bolsillos, para que en los años que les toque perder, como este, tengan los fondos suficientes para hacer frente a los quebrantos ocasionados por la especulación financiera.