El gran camino de Fiji en el Rugby Seven, la campeona de la favela, el último oro de Phelps, la primera medalla de Kosovo y Del Potro rompiendo el sueño de Djokovic
La reverencia de los campeones. Sobre un podio se habían visto risas, llantos, gestos de felicidad y emoción, pero pocas veces lo que hicieron los jugadores fiyianos de rugby Seven. Cada uno de ello se arrodilló y se golpeó con las manos ante la princesa Ana de Inglaterra cuando ésta les entregó la medalla de oro. Ese gesto es una costumbre del país para expresar una muestra de respeto hacia la otra persona. La hija de Isabel II respondió a su vez aplaudiendo a los campeones.
Phelps, el último oro. Tras los últimos 100 metros de su carrera, en su estilo preferido, la mariposa, Michael Phelps sale de la piscina y corre a juntarse con sus compañeros para celebrar con ellos el triunfo en el relevo 4×100 combinados cuando el último relevista norteamericano toque la pared. Con los ojos llorosos escucha el himno de su país, con la mano en el corazón, por última vez sobre un podio olímpico. El Tiburón de Baltimore acaba de conquistar suquinto título en Rio, el 23 en su carrera, concluida con 28 medallas olímpicas, algo nunca visto en la historia de los Juegos. “Puedo decirlo ahora, nunca me sentí así de bien”, declaró a sus 31 años.
Líneas aéreas Braz. El listón está colocado a 6,03 m, es decir, cinco centímetros por encima de su récord personal; el clima no acompaña… pero el brasileño Thiago Braz lo hace posible. Sube más alto que nunca y supera el listón y hace rugir el Estadio Olímpico como si la Seleçao de fútbol hubiese logrado un gol. El atleta destrona al francés Renaud Lavillenie, desestabilizado por la reacción del público en su contra, y se convierte en el nuevo campeón olímpico.
Las lágrimas de un (no) campeón. El serbio Novak Djokovic ha ganado todos los títulos importantes del circuito masculino de tenis, excepto el oro olímpico. Con esa intención llega a Rio, pero a las primeras de cambio se encuentra con Juan Martín del Potro y el argentino acaba con el sueño olímpico del número 1 al derrotarle por 7-6 (7/4) y 7-6 (7/2). Una de las mayores derrotas en la carrera deDjoko, que llora tras el partido. En Tokio 2020 ya tendrá 33 años…
La judoca de las favelas. En el escalón más alto del podio, sus lágrimas tienen un valor especial. Rafaela Silva emociona a todo Brasil al conquistar el oro en ‘sus’ Juegos en judo. Todo un símbolo de superación para una mujer que nació en la mísera favela de la Ciudad de Dios, donde el tráfico de drogas y de armas apenas deja esperanzas a sus habitantes de un futuro próspero.
Una primera para Kosovo. Suena la campana y Majlinda Kelmendi se tira al suelo, llorando, antes de ir a saludar a un grupo de aficionados compatriotas que no han parado de animarla con gritos de “¡Ko-so-vo!, ¡Ko-so-vo!”. Con su medalla de oro, la doble campeona del mundo acaba de inaugurar el palmarés olímpico del pequeño país balcánico, apenas dos años después de ser reconocido oficialmente por el Comité Olímpico Internacional (COI).
Un fallo y adiós al récord. Un rumor de estupefacción recorre el Arena Olímpico: al realizar un salto, Simone Biles pierde el equilibrio y tiene que colocar sus dos manos en la viga de equilibrio para no caer del aparato. Pese a ello logra la medalla de bronce en ese aparato, pero la norteamericana de 19 años se queda sin la posibilidad de ganar cinco oros en unos mismos Juegos, algo que ninguna gimnasta ha logrado en la historia.
Neymar hace feliz a su país. Neymar, la estrella del fútbol brasileño, acaba de marcar el penal contra Alemania que da el título olímpico en ‘sus’ juegos a Brasil, un país cuyos 200 millones de habitantes respiran fútbol. El oro es además el único título que falta en el palmarés de la Canarinha, de ahí que el 10 rompa a llorar de emoción. Otra humillación como la del 7-1 contra los germanos en la semifinal del Mundial 2014 habría sumido al gigante sudamericano en una depresión de la que le hubiese costado recuperarse, más teniendo en cuenta que aún está muy presente el Maracanazo, la victoria de Uruguay ante la Seleçao que ocurrió en… ¡1950!
La Libélula que voló 10.000 metros. Catorce segundos: Almaz Ayana acaba de pulverizar el récord del mundo de los 10.000 metros, que tenía 23 años de vigencia. La etíope, a la que su marido y entrenador llama ‘Libélula’ porque su ligereza parece desafiar las leyes de la gravedad y del cansancio, abre la semana del atletismo con una gesta espectacular. “¿Mi dopaje? Mi entrenamiento y mi fe”, responde al periodista que pone en duda su marca, como cada vez que se consigue una marca extraterrestre. Una semana después hace el doblete con los 5.000 metros.
Más espectacular que peligrosa. Fue una de las primeras imágenes impactantes de los Juegos. La holandesa Annemiek van Vleuten, que participaba en la prueba femenina de ciclismo en ruta, cae espectacularmente en un descenso. La ciclista, de 33 años, sale recta en una curva, salta por encima de su bicicleta y cae de cabeza sobre el asfalto. Consciente, sufre de una conmoción cerebral y de tres micro-fracturas en la columna vertebral. Los exámenes médicos excluyen daños más graves que esos. “Estoy feliz de que las heridas no sean tan graves, pero mentalmente es difícil, especialmente al despertar”, declaró tres días más tarde.