El final de un mito: científicos aseguran que la pasta no engorda
- 31/07/2016 19:06 hs
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"El consumo de las pastas no contribuye a la obesidad, sino que se asocia con una disminución en el índice de masa corporal", aseguran las conclusiones de una investigación realizada en Italia a 23 mil personas.
Desde hace varios años, las personas tienden a cuidarse e intentan comer más sano. Este cambio de hábito no solamente persigue un objetivo estético, sino también uno saludable, ya que está comprobado que comer sano hace bien, es decir, mejora la salud. Con sus orígenes en el sur de Europa, la dieta mediterránea es una forma de comer que no solo es patrimonio de la humanidad reconocida por la UNESCO, sino que también es destacada por sus bondades para la salud.
Compuesta principalmente por verduras, frutas, nueces, pollo, pescados, mariscos, aceite de oliva extra-virgen, una baja cantidad de carne roja, el consumo moderado de vino tinto y... La pasta. Sin embargo, siempre se plantea que la pasta engorda porque es un hidrato de carbono e, incluso, en algunas dietas está "prohibida". Pero, ¿es realmente así? La pasta es un componente principal de la dieta mediterránea y hasta este momento no había sido científicamente estudiado si afectaba el peso corporal, es decir, si estimulaba el sobrepeso, y por ende, la obesidad.
Científicos italianos estudiaron al azar a 14.402 personas mayores de 35 años de la región de Molise, una región en el sur de Italia, y 8.964 personas del resto del país. El análisis publicado recientemente demostró que comer pasta ayudó a que una mayor cantidad de personas coman una dieta mediterránea, es decir, colaboró a una mayor adhesión a este tipo de dieta saludable.
Como un componente tradicional del mediterráneo, el consumo moderado de pasta (50 gramos diarios aproximadamente) se asoció con un menor perímetro de cintura y menor prevalencia del sobrepeso y la obesidad. Es decir, se demostró que la pasta no engorda.
Sobre la obesidad
La obesidad es más que una cuestión de imagen: es un problema de salud grave a nivel mundial que, en algunos países, afecta hasta al 36% de la población. No solamente existen casos en adultos, sino que lo más preocupante es que está afectando a los niños. Hasta hace unos años, esta acumulación excesiva de tejido adiposo no era considerada una enfermedad.
La obesidad aumenta el riesgo para desarrollar varias enfermedades, como las cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2 o adulta, presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares (ACV), artrosis (más frecuentemente en la rodilla), apnea del sueño y algunos tipos de cáncer, como endometrial (útero), mamario y colónico.
Recientemente se demostró que la dieta mediterránea no solo reduce los niveles de glucosa (azúcar en sangre) y de lípidos en sangre, sino también el riesgo del accidente cerebrovascular (ACV), en el cual participa de este beneficio el gen TCF7L2.
La genética juega un rol clave en el desarrollo de la obesidad. El análisis ha sido tan exhaustivo que podemos clasificar la asociación de los genes con diferentes aspectos de esta enfermedad. Muchísimos genes se asociaron con el desarrollo de la obesidad en general, pero el más importante en cuanto a tener un mayor riesgo es FTO. Este gen participa en el control de la conducta alimentaria y el gasto energético.
La obesidad se diagnostica cuando el índice de masa corporal de un individuo (IMC) es 30 o superior. El índice de masa corporal se calcula dividiendo el peso en kilogramos (kg) por su altura en metros al cuadrado (m2).
Cómo consumir mejor la pasta
Dos datos claves para tener en cuenta cuando vayas a consumir pasta: 1 - Consumir 100 gramos/porción de pasta de “seca” (grano duro) 2 - El punto de cocción: “al dente” (en español sería “a punto”), es el momento cuando la pasta está firme. Si la pasta está blanda, ya está pasada.
Estos consejos son importantes para incorporar en tu dieta, ya que es una porción razonable, y que se cocine “al dente” es fundamental para cuando usás el colador, de esa manera al sacar agua también se filtra el almidón (hidrato de carbono). Vas a ver cómo queda una “arenilla” en el colador y en la pileta de la cocina. Si la pasta está “pasada” retiene el almidón, lo que equivale a ingerir más calorías.
Un estudio de más de 1.5 millones de personas publicado en 2008 demostró que, además, la dieta mediterránea disminuye la mortalidad general (9%), la mortalidad por enfermedades cardíacas (9%), la incidencia y mortalidad por cáncer (6%), la incidencia de Alzheimer (13%) y Parkinson (13%). Todos efectos muy beneficios para la salud que exceden el objetivo de verse bien y delgado, ya que tienen un impacto en la sobrevida y la expectativa de vida.
Adoptar una dieta mediterránea es una manera de comer sano con múltiples componentes ricos. El último informe de la Organización Internacional de Pasta sitúa a la Argentina en el sexto lugar de consumo a nivel mundial, con nueve kilos al año por persona. Ahora que se terminó el mito, ¡podemos comer pasta moderadamente, pero sin culpa!