Según la Bolsa de Cereales de Córdoba, en la campaña gruesa se perderán 660 mil hectáreas por el impacto de El Niño. Esto representa unas 2,7 millones de toneladas de granos. La soja fue el cultivo más afectado
Tras una década de políticas que perjudicaron al sector, el agro encontró a fines del año pasado un gobierno que le devolvió impulso y confianza. La mala noticia es que, paralelamente, le creció un enemigo: el clima. El Niño fue tan fuerte como se anticipaba y las secuelas están a la vista.
El impacto productivo de esta situación es significativo: según las últimas estimaciones difundidas por la Bolsa de Cereales de Córdoba, entre los cuatro cultivos de la campaña gruesa –soja, maíz, sorgo y maní–, se perdieron 663.500 hectáreas por las inundaciones que, multiplicadas por los rindes promedio provinciales para cada grano, arrojan un total de 2,7 millones de toneladas que quedaron enterradas bajo el agua o no se pudieron recolectar.
Esto es el 10 por ciento del total de la cosecha gruesa 2015/16, calculada por la entidad bursátil en 27 millones de toneladas, tres millones por debajo de la producción récord 2014/15.
Pérdidas
Lógicamente, esto genera un impacto económico también relevante: tomando los valores FOB (precio internacional, sin descuentos) promedio entre abril y junio para cada producto, las pérdidas pueden valuarse en casi mil millones de dólares.
Para tomar dimensión de lo que significa, puede decirse que equivalen a dos veces el costo previsto para la construcción de los gasoductos troncales en Córdoba o que alcanzaría para edificar 30 mil viviendas sociales. A valores del sector privado, con esa cifra podrían comprarse unos 70.000 Fiat Palio (el auto más vendido de 2016) o pagarle el sueldo a aproximadamente un millón de trabajadores del sector privado argentino.
Por cultivo
Soja. Por ser el cultivo de mayor expansión, es también el más perjudicado por las inclemencias climáticas. La Bolsa de Cereales cordobesa estima que se perdieron 536 mil hectáreas; si se tiene en cuenta que el rendimiento provincial ponderado es de 3,5 toneladas por hectárea, el resultado es una pérdida que oscila las 1,9 millones de toneladas. El valor FOB promedio entre abril y junio, informado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación, es de 401 dólares por tonelada. Es decir, que el menor aporte económico de la oleaginosa se puede proyectar en 750 millones de dólares.
Maíz. El área perdida por excesos hídricos alcanzaría las 85.600 hectáreas que, con un rinde promedio de 8,5 toneladas por hectárea, suman más de 700.000 toneladas que no se cosecharán. Con un valor FOB de 183 dólares, esto significa 130 millones de dólares que no ingresarían al circuito económico.
Maní. La superficie que quedará improductiva alcanza las 34 mil hectáreas: 10 por ciento del total sembrado. El rendimiento, en caja, se estima en 3,1 toneladas por hectárea, lo que arroja unas 100 mil toneladas del cereal que quedarán en el camino. Aunque este producto no tiene un precio internacional de referencia como los otros, el Ministerio de Agroindustria le asigna un valor FOB de 739 dólares para el período abril-junio. Es decir, la menor producción de maní significa unos 76,5 millones de dólares menos.
Sorgo. Se perderían finalmente 8.500 hectáreas de las que iban a surgir 40.800 toneladas, suponiendo un rinde ponderado de 4,8 toneladas por hectárea. El valor FOB se ubica en 164 dólares; totalizando una pérdida de siete millones de dólares.