Científicos del Instituto Salk de California, EEUU, descubrieron cómo una alteración hormonal genera el trastorno ante el cambio de los husos horarios al volar en avión. Ya buscan un fármaco para combatirlo.
El jet lag se define como un trastorno producido por un viaje en avión con cambios de horarios considerables. Es una consecuencia inevitable de las largas travesías en vuelos en los que se pasa de una zona horaria determinada a otra, y los viajeros sufren de este malestar tanto al llegar a destino como al volver a su país de origen.
Los síntomas son ya conocidos: insomnio y agotamiento. Los pilotos, que deben enfrentarse a este problema casi a diario, ofrecieron algunos consejospara combatir este trastorno, como comprar un antifaz para dormir o recibir la mayor cantidad de luz natural posible. Sin embargo, la cura para el jet lag parecía imposible. Hasta ahora.
Científicos del Salk Institute en California descubrieron un componente biológico clave que puede llegar a ser el responsable del jet lag. El cuerpo de una persona atraviesa distintos picos y procesos durante ciclos de 24 horas, que son gobernados por hormonas que cambian de acuerdo al momento del día.
A este proceso se lo llama ritmo circadiano, y guía a cada célula del cuerpo. Estos compases generan cambios físicos, mentales y de comportamiento y que responden principalmente a la luz y oscuridad del medio ambiente en el que se encuentra el organismo.
Los investigadores -que publicaron sus experimentos en la revista científicaCell– habrían descubierto una proteína que controla la fuerza con la que ocurre. El equipo del Salk Institute reveló que, en ratones, la proteína REV-ERBα actúa como "un conductor molecular que permite aumentar o reducir el volumen o actividad de miles de genes".
De esta manera, el estudio explica que las personas que sufren seguido de jet lag, podrían tener un ritmo circadiano "débil", ya que estas hormonas no se expresan en un nivel lo suficientemente alto. El doctor Ronald Evan, director del Salk's Gene Expression Laboratory y director del equipo que llevó adelante esta investigación, explicó que "alterar sus niveles puede influenciar a las hormonas que despiertan a las personas a la mañana".
Cuando una persona cambia de zona horaria, el ritmo natural puede ser interrumpido mientras el cuerpo trata de sincronizarse con las horas del día. Si se altera la actividad de la proteína REV-ERBα, resulta posible que se "reinicie" este proceso y se logre así evitar estos síntomas indeseados.
Y ése no es el único beneficio. "Podemos manipular el sistema mediante el uso de fármacos", declaró Michael Downes, uno de los autores del estudio. "Cuanto más entendamos acerca de cómo lograrlo, más vamos a saber sobre cómo tratar enfermedades metabólicas y cánceres relacionados al ritmo circadiano".
Comienza una nueva etapa, en la que a partir de este descubrimiento, se abren ventanas de posibilidades para la ciencia, para encontrar un fármaco que ayude a manejar este trastorno causado por el cambio de husos horarios, como también otras enfermedades. Solo es cuestión de esperar.