La circulación del viento polar se recluye más al norte que nunca.
No se puede confirmar aún, pero Groenlandia podría ser víctima del fenómeno que acelera el calentamiento del Ártico en comparación con el resto del hemisferio norte a causa del deshielo. Se conoce como anticipación ártica y se produce cuando el agua que antes se encontraba bajo una capa de hielo queda al descubierto, absorbe más radiación solar y, en consecuencia, hace que aumenten más las temperaturas. Un círculo vicioso.
En 2015, el noroeste de Groenlandia batió récords por altas temperaturas y tasa de deshielo. Ahora un estudio de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), que publica la revista Nature Communications, analiza la relación entre esos valores y la amplificación ártica. Los autores no confirman que esta situación se esté produciendo, pero aseguran que las observaciones se ajustan a la predicción realizada en 2012 por Jennifer Francis de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) y por Stephan Vavrus de la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos).
Cambios en los flujos de aire
Una posible consecuencia es que el calentamiento del Ártico -y la consecuente reducción de la diferencia entre su temperatura y la de latitudes medias- hará que se ralentice la llamada corriente de chorro o jet stream (en inglés), es decir, el flujo de aire a gran velocidad que se produce cerca del círculo polar y que separa el frío viento polar del cálido viento del sur. Esto haría que el aire más caliente se adentrara en latitudes más al norte de lo habitual.
"Cuánto y dónde se produce el deshielo en Groenlandia puede variar dependiendo de cómo cambien las cosas en cualquier otra parte de la Tierra", afirma Marco Tedesco, profesor de investigación en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia y autor principal del estudio. "Si la pérdida de hielo en el mar está generando cambios en las corrientes de aire, estas corrientes están cambiando Groenlandia y, a su vez, eso tiene un impacto en el sistema ártico y en el clima. Es un sistema que está fuertemente interconectado y tenemos que estudiarlo de esa forma", añade.
De hecho, durante la mayor parte del pasado mes de julio, los vientos soplaron en el norte de Groenlandia de este a oeste y no al revés, como suele pasar. Además, la corriente de chorro nunca se había quedado tan recluida al norte, a una latitud de 76º; son dos grados más que el anterior récord para ese mes, registrado en 2009. Este comportamiento de la atmósfera, sin embargo, tuvo un impacto distinto en el sur de Groenlandia: allí nevó más durante el verano de 2015 y hubo menos deshielo que en años anteriores.
Entender estos fenómenos resulta crucial: si se llegase a derretir por completo la capa de hielo que cubre Groenlandia -la segunda más grande después de la Antártida- el nivel medio del mar ascendería hasta 7 metros. Además, la incorporación al mar del agua procedente del deshielo podría alterar las corrientes oceánicas y la ecología.