El vuelo que partió desde Barcelona arribó a las 6 a San José, bajo la indiferencia de una ciudad que todavía no respira fútbol; serio, ya está en la concentración del equipo del Tata Martino.
En silencio, casi sin llamar la atención, Lionel Messi arribó a Estados Unidos en busca de algo más que la Copa América. Luego de 24 horas cargadas, en las que tuvo que declarar ante la justicia por el juicio por evasión de impuestos que España lleva contra él y su padre, el capitán de la selección necesita calma. Algo de eso es lo que buscará darle Gerardo Martino y el equipo, en su primer día en San José.
Con todas las entradas del hotel Hayes Mansion valladas, la llegada del vuelo que partió desde Barcelona ocurrió pasadas las 6 am (10 de la Argentina). La hora, el lugar alejado de las grandes concentraciones de gente y el poco clima futbolístico que se respira en la ciudad provocaron un hecho poco común en el mundo Messi: no hubo hinchas esperándolo. Jean y remera blanca, la Pulga se bajó de uno de los tres autos que arribaron, junto al masajista de la selección y algunos dirigentes, como Chiqui Tapia, que lo buscaron en el aeropuerto.
En silencio, Messi ingresó al hotel para sumarse a la habitación doble que compartirá con su amigo, Sergio Agüero. La llegada anticipada -junto a Daniel Martínez, médico del plantel, y Marcelo D'Andrea, masajista- le dará un alivio a Martino, que lo tendrá junto al resto del plantel tres días antes del debut de Argentina en la Copa América, el lunes ante Chile.
Lo siguiente será comprobar si Messi está en condiciones de jugar. Hoy la selección tiene previsto entrenarse por la tarde y el masajista del seleccionado indicó que la Pulga se sumará a la práctica. El Tata Martino respira.