Mientras que se genera ansiedad por tener al capitán ya dentro de la concentración, la Cadena Cope informó que el astro "teme" perderse la Copa América
Messi está siempre, incluso cuando no está. Su omnipresencia se advierte en cada movimiento que hace la selección en el prólogo de esta Copa América Centenario. Esa sensación genera ansiedad en el grupo: sus compañeros quieren verlo llegar a esta ciudad. Por eso, la alarma que hizo sonar ayer un medio español causó sorpresa: "Su recuperación va tan lenta que Messi teme perderse el campeonato", disparó la Cadena Cope desde Madrid, en la medianoche española del miércoles. El segundo argumento presentado por esa radio aducía una fuerte presión de Barcelona para impedir que el capitán argentino viaje a Estados Unidos en los plazos previstos. Y que, en todo caso, se sume al equipo una vez que los dolores hayan pasado y la Argentina se instale previsiblemente en los cuartos de final.¿Cómo rebota esa posibilidad en la intimidad del plantel que conduce Gerardo Martino? "Lo esperamos el viernes", repite cada compañero suyo en los contactos con la prensa. "Fue a jugar contra Honduras a San Juan cuando podría haberse quedado en España para declarar en el juicio y después venir directamente para acá. Mirá si tendrá sentido de pertenencia con este grupo y esta camiseta", razona ante LA NACION un integrante de la delegación.
En esa línea de pensamiento se encolumna el plantel: no hay ningún motivo para creer que el futbolista no aterrizará en San José de acuerdo a lo previsto, cuando su declaración en el juicio que se le lleva en su contra en Barcelona termine y pueda subirse al avión. Si su estado físico le permite jugar ante Chile el lunes, en todo caso, será otra discusión, que se saldará más cerca del día del partido. Pero aquí, con Leo vestido con la ropa de la selección.
El reglamento es claro: Barcelona no tiene ninguna potestad para impedir que Messi se una a la selección porque se trata de una competencia oficial. Y Martino, que conoce bien las dos caras que se apoyan en el mostrador, no aceptaría negociar ninguna concesión del estilo con el club catalán. Pero por encima de la letra reglamentaria se impone un motivo más simple y directo: Messi quiere estar con sus compañeros. Lo quiso cuando era un chico de 21 años y se plantó frente a Pep Guardiola para ir a los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008 y lo consiguió. ¿Quién podría ahora pararse frente a él en Barcelona y decirle que lo mejor es que no haga el check-in rumbo a Estados Unidos?
"El dolor era tan intenso que hasta la Audiencia de Barcelona le ofreció prestar declaración por Skype. Sin embargo, la estrella argentina optó por declinar esa propuesta para que la opinión pública no cargara más contra él, evitando que se llegara a pensar que se le estaba dando un trato de favor", señalaron anoche en Cope. Ese aspecto de la trama es el más confuso: no hay certezas sobre cómo evoluciona del dolor lumbar que le provocó el golpe involuntario que le dio el hondureño Oliver Morazán el viernes, en el amistoso que ganó Argentina. Cerca del futbolista el mensaje es siempre el mismo: "Leo está bien". Pero en este juego, esas verdades suelen ser a medias.[Click Aqui]Los partes médicos oficiales llegan en dosis mínimas. El último que publicó la AFA ya tiene tres días: la comunicación remarcaba que el dolor y las limitaciones de movimientos disminuían diariamente y que Messi continuaba con "el tratamiento analgésico- antiinflamatorio y el reposo deportivo". Lo acompañan el médico de la selección, Daniel Martínez, y Marcelo D'Andrea, masajista del equipo, que tiene una relación de confianza muy fuerte con el jugador.
Ellos son quienes saben de primera mano cómo está hoy el mejor futbolista del mundo. El mismo que, como tantas otras veces, será quien mueva las fichas sobre un tablero minado de intereses encontrados.